Tania Adam – Barcelona 2012 |
Crecemos escuchando música… En la adolescencia nos ayuda a forjar y a transmitir nuestra identidad, los músicos se convierten en ídolos, en referentes.
Uno de los vicios que he adquirido en los últimos meses es el de coger el teléfono nada más levantarme para consultar el mail, twitter y mirar por encima el periódico. Hoy al hacer mi ritual diario me sorprende la noticia de la muerte de Whitney Houston. No he podido evitar entristecerme. He de confesar que es la primera vez que me pongo así por la muerte de una cantante, pero Whitney, no fue sólo una cantante para mí, fue una persona que vivió en mi habitación. Hubo un tiempo en que fue la reina de los pósters que tenía.
De los 10 a los 16 años mi hermana y yo devorábamos todos los grupos afroamericanos de soul, r’n’b, rap como Babyface, Boyz II Men, Tracy Chapman, Salt’n’pepa, Bobby Brown, Whitney Houston, Tevin Campbell, KrisKros, Toni Braxton, En Vogue… La cara más mainstream de la “música negra” procedente de América y de difícil acceso en España, crecimos sin internet. Me atrevería a decir que principios de los ’90 había una clara separación entre música hecha y dirigida para blancos y negros, y nosotras nos dejábamos arrastrar por esa diferenciación en nuestros ídolos musicales, supongo que como lo hacen la mayoría de los adolescentes. Los ritmos y el color de piel nos llevaban a referentes musicales afroamericanos porque del continente africano poca cosa nos llegaba. Era complicado encontrar, al menos en Madrid, referentes musicales africanos para teenagers africanos como podemos encontrar hoy en día, aunque cantantes afroamericanos como pueden ser Rihanna, Beyoncé, 50 Cent o Jay Z siguen siendo referentes para los jóvenes africanos y africanas… Las parabólicas hacen su trabajo.
A mis 13 años tenía tres ídolos músicales bien diferentes, pero todos negros: Tracy Chapman, Whitney Houston y Tevin Campell. Mi hermana, Kathya, y yo estábamos enamorada de Whitney. Kathya, se sentía orgullosa cuando le decían, con razón, que se parecía a Whitney. Yo por aquel entonces era el patito feo de la casa y me conformaba con soñar ser ella, tener su voz y su novio, Bobby Brown. Cuando se casaron eran la pareja perfecta. A los 17 descubrí los festivales de música y empecé a entrar en un nuevo universo musical, dejé atrás el pasado “meloso y pastelero” de la música afroamericana para adentrarme en la música pop occidental. La mezcla entre el universo africano, europeo y afroamericano ha sentado las bases de mi personalidad. Puedo estar más o menos orgullosa de ello, pero no puedo obviarlo. Y por ello, hoy estoy triste. Porque se ha muerto alguien que yo apreciaba. Whitney fue hace 20 años un referente para mí, y seguramente el de muchas chicas. En aquel entonces, como chica negra en Madrid, contaba con poca gente tan visible a la que mirar y admirar.
LogIn