Una hora antes del espectáculo es una actividad gratuita de Explica Dansa que acerca a les espectadores el universo artístico de algunas de las artistas programadas en el Mercat de les Flors, antes de visualizar la obra. El sábado 13 de abril, fui invitada por este proyecto para conversar con Clàudia Brufau y acercarnos al lenguaje de Via Katlehong, una compañía sudafricana que inicia su recorrido en el 1992. En esta ocasión, Via Injabulo es el espectáculo que presentan, una colaboración con dos creadores europeos dividida en dos partes: Form Informs del portugués Marco Silva Ferreira y Empakhatini del francosenegalés Amala Dianor.
Como investigadora, considero importante situarme en relación a las epistemologías presentes en esta obra antes de proseguir. Mi pensamiento está impactado por mi acercamiento al Kuduro de Angola y al Coupé Décalé de Costa de Marfil. Para explicar mi posición frente a estas danzas, me apropio del análisis empírico del sujeto diaspórico de Xavier Livermon. La misrecognition (ese ‘no’, ‘mal’ reconocimiento o ilegibilidad) que parte de la experiencia de mi negritud en mi contexto, es una tensión y contradicción que abre simultáneamente diversos espacios de afinidad con otras subjetividades negras. El habitar esta ambigüedad me motiva a conocer en profundidad los universos creados por estas danzas urbanas y la circulación de nuevos significados en el desarrollo de sus movimientos, sus músicas, sus lenguas o sus códigos de vestimenta. Las filosofías que las atraviesan son vitales para concebir la posibilidad de moldear una práctica diaspórica propia y honesta.
A pesar de tener conocimiento previo de la enorme cantidad de producción cultural sudafricana, fue a través de está invitación que profundicé en ella. Había explorado de forma puntual las investigaciones sobre Pantsula realizadas por mi compañera Yissel Rodríguez en el colectivo al que pertenecíamos, junto con su fundadora Lídia Martos, Ku’dancin Afrobeatz. Además, en Barcelona y Madrid existe un evidente vínculo entre bailarines y prácticas urbanas sudafricanas, promovidas por festivales como Oyofe en Barcelona o el proyecto Afrodreams Academy en Madrid.
Hablo de esta pieza dejando claro que no soy una experta en estos movimientos culturales sudafricanos, pero con la intención poética de ampliar estos espacios de permeabilidades creativas que circulan en nuestro entorno y que lo hacen también a través de esta colaboración de Via Katlehong con Amala y Marco.
Sesión de Una hora abans de l’espectacle del Mercat de les Flors con la bailarina, coreógrafa e investigadora cultural Inés Sybille Vooduness y con la moderación de Clàudia Brufau.
El campo coreográfico de Via Injabulo y el espacio afrodiaspórico
La complejidad de las experiencias negras no se puede sintetizar, ni enmarcar. Por este motivo, creo en la importancia de un acercamiento flexible y permeable hacia la materia artística que emerge desde los múltiples lugares atravesados por la negritud. Via Injabulo, tanto en Form Informs como en Emaphakathini, informa sobre las lógicas y complejidades del espacio afrodiaspórico. Al pensar en este concepto a partir de la propuesta de la socióloga Avtar Brah, el espacio de la diáspora se convierte en una categoría conceptual que no solo está habitada por las personas que han migrado y sus descendientes, sino también por aquelles que construyen y son representades como indígenas.
Además, el Pantsula se podría considerar como un resultado diaspórico por su relación mnemónica con las salidas forzadas de la población de Sophiatown en los años 50 y también por las fertilizaciones cruzadas entre personas negras sudafricanas y personas negras de otros lugares del mundo (en especial afroestadounidenses y nigerianes). La relevancia de este espectáculo en el contexto europeo se ve ampliada por la colaboración con los creadores y por la composición diversa de la compañía, ya que sus bailarines dominan una variedad de lenguajes corporales. Via Injabulo explora los límites entre las influencias ya presentes en las prácticas corporales de los bailarines y el archivo coreográfico de los coreógrafos.
Grupos de baile de Pantsula © Chris Saunders
Esta visión propuesta del campo diaspórico me motiva a trazar diversas líneas de influencias tanto dentro como fuera del continente africano. Se me ocurre, por ejemplo, el impacto de la producción de house sudafricano en la creación del Afrohouse angoleño, o del siempre presente éxito del paso Gwara gwara propio al Gqom, tanto en Angola como en el resto del mundo. Podemos identificar otros paralelismos estético-filosóficos, como la Sapologie del Congo y los códigos de vestimenta de los años 50 en Sophiatown, o el Coupé Décalé (tanto en sus inicios en los 2000 en París como en su continuidad marfileña) con esa necesidad de construcción identitaria desde los townships. También se pueden observar narrativas similares de posibilidad en bailes que, como estilo de vida, tienen el poder de alejar las malas influencias tanto en los barrios periféricos de Luanda con el Kuduro como en los townships con el Pantsula. Otras dinámicas podrían ser analizadas y comparadas entre los cursos organizados de inmersión en la vida dancística del township por Sello Modiga y los viajes de clases de Dancehall con alojamiento en Jamaica.
El Pantsula, ya sincrético por naturaleza, se confunde aquí con otros gestos, difuminando sus límites. En Via Injabulo reconocí el mítico paso Creu de Os Lambas, juegos de piernas parecidos a los del Kuduro, la idea recuperada por Marco Silva de Ferreira del cuerpo esqueleto o amputado o el Legwork nigeriano. Todo esto se entrelaza en una vibrante conversación que reivindica la pertinencia de las contribuciones contemporáneas sudafricanas, situándolas a la vanguardia de nuevas formas de creación cultural, y subraya la posibilidad de acceder a esa memoria histórica y corporal de formas alternativas.
Tráiler de la pieza Carcaça de Marco da Silva Ferreira, uno de los pasos más repetidos de esta obra podía reconocerse también en Form Informs.
Via Injabulo, la narrativa de la alegría
Recuerdo estar en el workshop Trabajar con F(r)icciones – hacia escenarios decoloniales, especulativos y feministas de Sonya Lindfors en el Espaço Alkantara de Lisboa. En una de las potentes preguntas que lanzó la artista, respondí que para mí era importante expresarme siendo energética, ingeniosa y divertida. Lindfors nos hizo viajar en una temporalidad extendida y ahí es donde imagino que persiste una danza escurridiza y astuta. Hasta el día de hoy, este lenguaje es lo que ya repta dentro de mí, aquello que mi cuerpo ya contiene y me permite acceder a estados en los que entablar conversaciones con loas del vudú haitiano. Y, claro, cuando logre hacerlo, no será sin guardarme un as bajo la manga. Quiero moldear mi gesto singular como Tonton Bicha esculpe sus juegos de palabras en Je vais, la mítica canción que escuchaba en el coche con mi padre; o ampliar universos existentes como Presidente Gasolina y Principe Ouro Negro con su deformación fonética del portugués “o burguês”. También pienso en el aparentemente superficial Coupé Décalé, que desde las noches en los maquis en contexto de guerra civil y frente a la imposibilidad de ser marfilense, adopta el movimiento de Douk Saga para inventar una forma propia de serlo.
“Via” recupera la moda propia del Pantsula de iniciar el nombre de las crews con este término, indicando una especie de movimiento de “ir entre” o “venir de”. “Injabulo” en Zulu significa alegría, buen humor. Este hilo conductor del juego y de una comunión o colectividad alegre recupera la reivindicación del entretenimiento, el ocio y las alegrías. Esta narrativa deja entrever la posibilidad de autogestionar una reparación histórica, una vía hacía la curación. El bailarín Ayanda Nondlwana sentenció: “Hoy en día somos bailarines de Pantsula, no somos tsostis ni thugs. Pero somos médicos y nuestra medicina es el entretenimiento”.
En la pieza, la alegría no es constante, tiene diferentes texturas y ritmos. Así, la compañía extiende diferentes formas de relacionarse con una producción de memoria histórica desplazada a los enérgicos y codificados bailes propios de la juventud negra de los townships. Las capas que atraviesan esta alegría me recuerdan a las interrogaciones de Intelligent Mischief: ¿Qué pasaría si reclamamos para todo el mundo la experiencia de la alegría y la satisfacción?
Les bailarines de Via Katlehong rompen la cuarta pared del dispositivo teatral con reconocidas canciones de Amapiano como Sounds from Sa Ep 1 de Masked Dj Zoe o Azkhale feat Daliwonga de Kabza De Small, y pasos como Pouncing Cat o Nkao Tempela. El Amapiano emerge como seguro heredero del Kwaito, en palabras de Xavier Livermon, integrando esas “nuevas culturas musicales que destacan el avance del township hacia la ciudad y el avance de la ciudad hacia el township: nuevas formas de negritud florecen”. Además, estas danzas se difunden de forma global y personas negras en todo el mundo adoptan sus gestos característicos en una performance que podría considerarse un ejercicio de posmemoria. Sería pertinente aquí preguntarse, recogiendo las preocupaciones de Lucía Piedra Galarraga, a qué economía política de las imágenes contribuye esta circulación.
Las bailarinas Mudau Takalini y Leballo Lenela, del grupo Intellectuals Pantsula Dancers, comparten algunas de las tensiones del estilo en torno a la cuestión del género.
Temporalidad, tensiones e imposibilidades: un palimpsesto urbano
Desde mi práctica, para acceder a Haití, imagino mi propia peregrinación. La cascada sagrada del Saut d’Eau y el lakou (la comunidad de casas que protegía del regreso a la plantación tras la revolución haitiana), son mis portales elegidos. Sin negar las tensiones y fricciones generadas por las imposibilidades de este ejercicio, explorar más sobre el Pantsula me ha abierto a otras formas de entender las relaciones con espacios que físicamente no están o no existen. Efectivamente, el Pantsula imagina un Sophiatown casi heterotópico. Como un palimpsesto urbano, desde el gumboot, el gqom o el amapiano, las experiencias urbanas encuentran múltiples formas de cristalizarse sin anularse entre sí.
El trabajo que hace Via Katlehong desde el Pantsula da una continuidad a las estrategias de resistencia sudafricanas y a la producción de subjetividad en un contexto de negación del ser. Sus posibilidades caleidoscópicas les permiten escapar de lógicas lineales, activar y relanzar el pasado para resignificar y multiplicar su esencia en una temporalidad líquida.
Una de las preguntas que aparecen en este ejercicio surge por desplazar danzas propias del township al teatro. ¿Qué pasa con lo psicogeográfico? El Pantsula performa los townships y también es moldeado por este complejo fenómeno de espacio y lugar específicamente sudafricano. No busco ofrecer una respuesta, pero es verdad que el Pantsula ya se ha desplazado a otras ubicaciones. Por ejemplo, a platós de televisión como el del concurso de talento Stumbo Stomp AmaPantsula. Asimismo, en la actualidad existen diversas formas en las que sus bailarines crean oportunidades profesionales de acuerdo con su visión y objetivos. Esta danza ya está moldeada por estas experiencias urbanas y, por lo tanto, es algo vivo con capacidad de crear nuevos significados tanto en los espacios de origen, que también van cambiando, como en otros entornos. Tanto en uno como en otro, se establecen nuevos diálogos.
En este sentido, Via Katlehong es una compañía coherente en su visión, y debido a su éxito, tiene un compromiso con la comunidad (ya sea a través de su escuela o en batallas como la de Just Stand Up and Dance Battle). El Pantsula contiene esa posibilidad inherente de libertad y desarrollo de la identidad propia, tanto a nivel individual como grupal: en Via Injabulo se vive una experiencia de comunidad o de imaginación de comunidades posibles con la existencia de tensiones.
Es cierto que el dispositivo teatral presenta ciertas limitaciones en cuanto a la proximidad necesaria con las danzas urbanas, o dificulta que el público conozca los códigos sobre cuándo y cómo animar a quienes bailan, por ejemplo. Es probable que, cuando uno de los bailarines rompe la cuarta pared para invitar a alguien del público a bailar el Pouncing Cat de Amapiano, este no sepa contextualizar el mítico paso sudafricano. Sin embargo, para no olvidar el contexto en el que estamos disfrutando de esta obra, Via Injabulo y las obras de Via Katlehong juegan con la legibilidad o ilegibilidad de los cuerpos, cómo se muestran o si avanzan asumiendo cómo serán observados.
Cuando fueron interrogades por su obra Via Sophiatown, afirmaron sin dudar que la pieza cambiaría radicalmente si fuese presentada en territorio sudafricano. Esta transformación nos recuerda que son danzas que desde sus inicios buscan esta herramienta de código y, por ejemplo, comunican a través de silbidos, materializando epistemologías mediante aquello que se repite en el cuerpo. Esta reterritorialización en el teatro permite a les bailarines también jugar con lo que se codifica, lo que se deja entrever o lo que es explícito. Así, creo que la visión de esta reconocida compañía genera y completa el paisaje de las incómodas interrogaciones que tienen que ver también con las epistemologías que tratan Ntando Cele y Julian Hetzel en Spafrica: ¿qué papel tienen la identidad y el bagaje cultural en el mercado artístico internacional?
Los agentes culturales sudafricanos se encuentran en la vanguardia de nuevas formas de creación cultural y en un diálogo activo de aportaciones creativas en torno a las posibilidades de producción de memoria. Este espectáculo visibiliza definitivamente la diversidad de lugares de enunciación negros y promueve relaciones flexibles con nociones de identidad, tiempo, historia, memoria e incluso ancestralidad.
Tráiler de la obra Via Injabulo por Via Katlehong.
Glosario del campo coreográfico de Via Injabulo
Township: Propongo no traducir este término a lo largo del artículo para mantener, en medida de lo posible, su significado en el contexto que evoco. Es una noción y espacio físico construido históricamente para separar personas en función de características de racialización. A pesar del final de la legislación del apartheid, los townships aún están ocupados mayoritariamente por personas negras.
Gumboot: La danza gumboot, también conocida como idadla o isicathulo, es una forma de danza que se desarrolló en Sudáfrica en las minas. Es considerada como la primera forma de danza urbana de Sudáfrica por practicantes como Vuyani Feni, un miembro de Via Katlehong. Se caracteriza por el uso de botas de trabajo llamadas gumboots, donde los ritmos se crean mediante golpes de pie, palmadas en las botas y aplausos.
Pantsula: Existen diferentes formas de abordar el Pantsula que varían según el grupo (crew). Intentar definir esta danza es toparse con muchos imposibilidades propias a su complejidad. Pantsula quiere decir “caminar como un pato” y es el movimiento cultural urbano principal y más constante de Sudáfrica. Se originó en la década de los años 70 (aunque hay quienes lo sitúan en los años 50 o en los 60) en los townships. Incorpora consciencia política, estilo de vida, lenguaje, códigos de vestimenta, danza, gritos, silbidos y representa una identidad de diversas generaciones de una población joven negra. Se baila en unos inicios sobre Bubble Gum Music y Bump jive, en los años 90 sobre Kwaito y a día de hoy sobre diferentes ritmos como Hip hop o diversas músicas House. Les bailarines de este estilo se adaptan en realidad a las tendencias musicales de su contexto y a sus objetivos de profesionalización. El Pantsula tiene una lengua propia: el tsostitaal y algunos de sus movimientos principales son el Isiparapara, Kwraips o Gambling Dice.
Sbhujwa: Su nombre hace referencia al bourgeois (burgués en francés). Es una danza derivada del Pantsula y combina un movimiento rápido de pies con ondulaciones de torso y caderas. Está influenciada por el Kwasa-Kwasa de la República Democrática del Congo de finales de los 90 y principios de los 2000.
Amapiano: El Amapiano es un género de música electrónica que surgió en los barrios de Sudáfrica alrededor de 2012. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en el género musical más consumido del país en la actualidad. Con influencias del Deep House, el Kwaito y el Jazz, esta música se produce en ordenadores e incorpora una variedad de vocalizaciones, cantos e improvisaciones sin palabras. Se asocia a diferentes pasos de danza como el Pouncing Cat, John Vuli Gate, Labantwana Ama Uber, Sbwl, Vula Mlomo o Nkao Tempela.
Tapsula: El Tapsula es una forma de Pantsula bailado con zapatos de claqué o latas chafadas en la parte inferior de los zapatos.
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Coreografía de Pantsula de la bailarina Yissel Rodríguez (Ku’dancin Afrobeatz)
Bibliografía
– Performing the Township: Pantsula For Life by Heather Van Niekerk
– Kwaito Bodies Remastering Space and Subjectivity in Post-Apartheid South Africa – Xavier Livermon
– Impilo Mapantsula – or how to jump from a moving train. Recording the first hand history of South Africa’s dominant sub-culture and contemporary dance – Daniela Goeller
– The Rise of Amapiano: The Sound of South Africa’s New Generation – Gift Nduma
– “Amapiano to the World”: A Movement in Afrodiasporic Space – Dion Malcolm Eaby-Lomas
– UNA HORA ABANS · Sessió d’introducció a l’espectacle ‘Via Injabulo’ de VIA KATLEHONG https://www.youtube.com/watch?v=bVXvVWUDadI&ab_channel=MercatdelesFlors
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Inés Sybille Vooduness [@vooduness] es bailarina, investigadora cultural y profesora. Inventa encuentros ficticios con divinidades del vudú haitiano a partir de su campo coreográfico: el Kuduro de Angola, el Coupé Décalé de Costa de Marfil y el Dancehall de Jamaica. La artista moldea este material filosófico y explora, reterritorializando esos códigos, la posibilidad de producir una conciencia existencial. En 2023, Inés fue seleccionada como artista residente en La Casa Encendida con su performance Santa de sustrato autónomo. Actualmente, está trabajando en una coproducción con el Festival TNT y el Teatro do Bairro Alto de Lisboa con su obra Simbi en aguas astronómicas. Paralelamente, inicia su investigación Nuestro lakou digital, seleccionada para residencia en el Campus Paulo Cunha de Porto, residencia en el Núcleo 2024 del Fórum Dança y como proyecto pitch del Common Lab 2024.
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