Octavia E. Butler fue una escritora negra americana que nació en Pasadena, California, en 1947, en una época en la que todavía los negros vivían predominantemente en los guetos urbanos debido a la segregación racial. Octavia fue la primera y única hija de Octavia Margaret Guy y de Laurice James Butler, padres, según la autora, dedicados a ella, pero que no podían ofrecerle una buena educación, pues él trabajaba como limpiabotas y ella como empleada doméstica. Debido al contexto social del país, ellos obtenían lo justo que les permitía sobrevivir en aquellos tiempos turbulentos de discriminación y de miseria que seguían soportando los negros en América.
A los siete años de edad, Octavia sufrió la pérdida de su padre y fue cuando su abuela entró en escena para cuidar de ella, pero a la niña le gustaba estar con su madre, así que pasaba parte de su tiempo acompañándola a las casas de los clientes en los que su progenitora trabajaba. A pesar de ver la mayoría del tiempo como su madre era maltratada por sus empleados blancos, nunca dejó de acompañarla pues, según dice la autora, no quería que su madre se sintiese sola.
Cuando no estaba con su madre, la otra parte del tiempo lo dedicaba a leer libros y eventualmente a escribir en la biblioteca local. Butler siempre fue una niña con una personalidad muy introvertida que tuvo que lidiar con una leve dislexia, pero lo suficiente como para ser el objeto de burla constante de los abusones.
A pesar de esforzarse en tener amigos, nunca le quitó el sueño no tenerlos, pues encontró una pasión por los cuentos de hadas y, sobre todo, por las revistas de ciencia ficción, hasta tal punto que le suplicaba a su madre todos los días por una máquina de escribir. Octavia era muy consciente de que su madre no tenía mucho dinero, pero, para ella, ese era, en parte, el motivo principal para pedir con tanta insistencia la máquina de escribir, ya que pensaba que podría escribir guiones mucho mejor de las películas y de los libros de ciencia ficción que acostumbraba a ver y así poder ganar dinero con ello.
Su madre y su abuela eran cristianas baptistas estrictas y tenían otras ideas que se alineaban a los prejuicios de la época. Ser una mujer negra escritora no era lo que su madre tenía pensado para ella ni lo que se ajustaba a los tiempos en los que vivían. La intención de la madre de Butler no era cortarle las alas, pero sí que asumiera, desde pequeña, que las mujeres negras en Estados Unidos no podrían hacer otra cosa que los trabajos más degradantes que incluso rechazaban las mujeres blancas pobres. Aun así, esta joven escritora de gran talento nunca se rindió y continuó con su pasión, aunque no tuviera el apoyo que hubiese deseado tener. A la edad de trece años, esa actividad creativa dio sus frutos y comenzó a enviar cuentos a editoriales y a revistas para intentar que fuesen publicados.
Octavia con 15 años, foto del colegio, 1962. The Huntington Library, Art Collections and Botanical Gardens. ©Octavia E. Butler Estate
Una vez terminada la enseñanza secundaria y, a pesar de las circunstancias económicas en las que se encontraban, consiguió ir a la universidad Pasadena City College y en 1968 se graduó en Historia. En su primer año en la universidad ganó su primer concurso de cuentos y con él vino su primera retribución económica, lo cual le incentivó, aún más, a escribir. Su madre, orgullosa por el triunfo que estaba consiguiendo su hija, esperaba que trabajase como secretaria en algún despacho importante o para el Estado, pero Octavia aceptaba trabajos temporarios y a tiempo parcial. Conseguía los trabajos más flexibles que le ayudaran a seguir escribiendo.
Durante este tiempo, Octavia dividía su vida entre la universidad, su pasión por la escritura y los trabajos precarios con lo que ganaba migajas, pero que no le robaban tiempo para dedicarse a lo que más le gustaba. Además de la desaprobación de su madre, también hubo otras personas que no estaban de acuerdo con su manera de vivir, pues estuvo expuesta a compañeros involucrados con el “Black Power Movement” que criticaban a las generaciones anteriores de americanos negros por aceptar trabajos precarios que ni los blancos de clases más bajas aceptaban. Este hecho no desmotivó a la autora, si no al contrario, influenció posteriormente en su escritura. Durante ese periodo consiguió entrar en un programa literario en UCLA, el cual marcaría el inicio de su formación como escritora y le ayudaría a conseguir el reconocimiento como tal.
Octavia participaría en diversos talleres que le ayudaban a desarrollarse como escritora. Uno de ellos en concreto ayudaba al desarrollo de los escritores provenientes de comunidades minoritarias o a los que recién comenzaban con sus primeros trabajos literarios. Así, en uno de estos talleres, descubrió el programa realizado por el Writers Guild of America, en el que tuvo la oportunidad de conocer al profesor Harlam Ellison, un escritor de ciencia ficción que, además, había escrito varios de los episodios más famosos de la saga Star Trek, entre ellos The City on the Edge of Forever. Butler causó tan buena impresión en Ellison que este la animó a participar en un taller literario de ciencia ficción durante varias semanas en Clarion, Pensilvania. A partir de esta fecha, Octavia Butler comenzó a producir trabajos que serían publicados de inmediato.
Octavia Butler, con 23 años, junto a sus compañeros de clase en Clarion West Workshop, 1970. ©Clarion West
Fue en Pensilvania, donde hizo amigos que conservó durante toda la vida, donde fueron publicados sus reconocidos cuentos Crossover (1971) y Childfinder (1972).
Después de estos cuentos, Octavia estuvo a la sombra durante más de cinco años hasta que le publicaron su primera novela Patternist (1976) que se convirtió en una saga y cuya inspiración fue sacada de la película británica de ciencia ficción Devil girl from Mars y que, más tarde, dentro de esta saga, produciría las novelas Wild Seed, (1977), Mind of Mind (1977) y Survivor (1978).
Más tarde, en 1979, y con una carrera más activa que nunca, Octavia Butler publicó Kindred, una novela poderosa en la que la protagonista principal viaja en el tiempo de manera misteriosa a principios del siglo XIX y en la que se encuentra con sus antepasados esclavos. Esta novela vendió más de 250.000 ejemplares.
Siendo Patternist la novela que más dominó en esta época, Octavia tuvo aún más tiempo para continuar a escribir cuentos y así surgió Speech Sounds, un cuento basado en un mundo postapocalíptico en que los protagonistas perdieron toda la capacidad de hablar, leer y escribir. Con este relato ganó el Premio Hugo al mejor cuento en 1984.
Octavia tenía una increíble capacidad para producir cuentos y novelas, basado en su sorprendente imaginación y en sus grandes dotes narrativas. Así, el crecimiento de su registro literario parecía no tener fin y no paraba de sorprender a los lectores y de proveer a las editoriales. Uno de esos registros, triple, además, sería la trilogía La Estirpe de Lilith, con la que ganó la Beca MacArthur y en la cual se incluyen Amanecer, Ritos de madurez e Imago. Esta trilogía narra la historia de ciertos híbridos genéticos formados después de la Tierra sufrir un apocalipsis nuclear y acabar con todos los humanos, excepto algunos individuos que fueron escogidos por estos alienígenas por sus inusuales características. En la mano de estos supervivientes estará la opción de reconstruir la Tierra un cuarto de siglo después de su destrucción, pero la esperanza no es muy grande, pues donde está el hombre, está la destrucción y no todos conseguirán ese objetivo. Liderados por la principal protagonista Lilith, una mujer negra, valiente, muy alta y poderosa que toma las riendas del poder que le han otorgado desde el primer momento y que en su cuerpo habita la clave de un futuro prometedor, pero solo para aquellos que la sigan.
Notas de Octavia E. Butler sobre los Oankali de La Estirpe de Lilith.The Huntington Library, Art Collections and Botanical Gardens. ©Octavia E. Butler Estate
Después del éxito de esta saga en el año 1988, Butler estuvo varios años sin publicar nada hasta La Parábola del Sembrador en 1993, que narra la historia de una adolescente en el año 2024 que escapa de la religión profesada por su padre, el máximo exponente de la ciudad donde viven, pues la situación en la que viven todos los habitantes no está en la mejor de las condiciones debido a la pobreza, asesinatos y continuas desapariciones. El nivel de criminalidad reflejado en esta novela podría decirse que es un reflejo o un paralelismo del contexto mundial violento actual, compactado en 429 páginas y que continúa con la Parábola de los Talentos (1998) en la que la anterior protagonista curiosamente sigue los pasos de su padre, pero con propósitos diferentes. En esta novela, narrada en el año 2032 vemos como el hombre a través de artimañas y mala voluntad es capaz de traer la esclavitud de vuelta.
A partir de aquí, Octavia Butler continúa escribiendo tanto cuentos como novelas en los que demuestra su gran talento: Hijos de Sangre y otras novelas (1995), Amnistía (2003), El libro de Marta e Incipiente (2005).
La característica principal del estilo literario de Octavia Butler es su capacidad exponer la condición humana y sus contradicciones. Butler profundiza no solo los defectos de la condición humana, sino también esa paradoja inherente al ser humano de poder llegar a tenerlo todo y a la vez acabar por destruirlo. En sus libros aborda las temáticas de género, raza (y racismo) y otros problemas sociales, y la principal protagonista siempre es la mujer, a la que la escritora utiliza como un arma contra todo y contra todos y que al mismo tiempo es el soporte que mantiene el equilibrio en la sociedad. En la escritura de Butler se entremezclan diferentes campos científicos, como la genética, la tecnología y la biología, con ciertos comportamientos o actitudes propias de las personas y las sociedades, como el fanatismo, los estereotipos y, sobre todo, las jerarquías en las que viven los personajes y que no son más que un reflejo de la sociedad y el mundo en que vivimos. En sus historias no hay soluciones ni finales felices, ya que incluso siendo libros de ciencia ficción, relatan realidades que están presentes en nuestras vidas.
Octavia E. Butler murió debido a un derrame cerebral el 24 de febrero del 2006 en Washington después de sufrir problemas de salud que durante años bloquearon, en parte, su función de escritora. Aun así, continúo trabajando en Clarion, Pensilvania, como profesora.
En el 2018 Octavia fue reconocida por la Unión Astronómica Internacional poniendo su nombre a el monte de Caronte como Monte Butler y, posteriormente, la NASA, en el año 2021, bautizó con su nombre completo el lugar de aterrizaje del vehículo Perseverance en el cráter Jezero de Marte.
Reconocida en el “Hall of fame” de los escritores internacionales de Chicago, Octavia deja como legado unos libros que podrían inspirar a cualquier persona interesada en la ciencia ficción y no cabe duda que sus novelas podrían llegar a la gran pantalla.
Octavia E. Butler. ©Octavia E. Butler Estate
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Samantha Ekpo Obono. Lectora insaciable @booksmuna
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