Upenyu Makoni-Muchemwa - Zimbabwe

La activista, escritora y cineasta zimbabuense, Tsitsi Dangaremgba, se estrenó como novelista en 1988 con la que se convertiría en su obra más conocida Nervous conditions [1]. Uno de los “clásicos modernos” de la literatura africana y  la primera novela en inglés de una autora negra publicada en su país natal. Nació en 1959 en Mutoko, en Rhodesia (actualmente Zimbabue). Escritora en inglés -que dominará más que el shona al ser este el idioma con el que cursa todos sus estudios-, escribe poesía y teatro.

En 1996 realiza Everyone’s child, la primera película dirigida por una mujer negra en Zimbabwe, donde explica la historia de cuatro huérfanos con unos padres muertos por el sida.  Dangarembga comprometida, desde hace años, con en el movimiento por los derechos de las mujeres y por el cambio político en Zimbabue. En octubre de 2021 recibió el Premio de la Paz de la Feria del Libro de Frankfurt, uno de los más importantes del mundo editorial.

 

TsitsiDangarembga © FRANK RÖTH

.

 

Upenyu Makoni-Muchemwa: ¿Por qué las protagonistas de tus historias son siempre mujeres?

Tsitsi Dangaremgba: En mis relatos y películas las protagonistas generalmente son mujeres porque, mientras crecía, me relacionaba básicamente con mujeres. Creo que esto es normal cuando se es joven, pero a medida que voy madurando también tengo relaciones profundas con hombres, y esto se va reflejando en mi trabajo.

 

¿Te ves con la responsabilidad de explicar las historias de las mujeres africanas?

No, no me siento con esta responsabilidad, pero sí con la de explicar la verdad sobre lo que veo. Ahora mismo, el mundo lo entiendo como una cebolla. Cuando era joven lo veía de una manera debido a la gente con la que me relacionaba, y a medida que voy creciendo mi mundo se expande, y se añade una nueva capa.
Hablo con gente diversa de formas diferentes. Es un proceso evolutivo continuo. Espero que, con el tiempo, llegue a encontrar cierta continuidad. Entonces habré desarrollado un tipo de teoría de la que se podrá decir: “Esto es lo que pensaba Dangarembga”, y espero no contradecirme demasiado.

 

Como narradora, ¿sientes que tu manera de explicar va evolucionando con el tiempo?

Sí, definitivamente existe una evolución. Lo afirmo porque me tomé muy en serio las clases de redacción en inglés en el colegio, y siempre pienso en ellas cuando debo explicar historias. Lógicamente, espero que de aquellas primeras composiciones en la escuela hasta ahora haya cosas que hayan cambiado. Si enfocamos la pregunta desde otra óptica, diría que conscientemente voy empujando los límites. Constantemente busco diferentes maneras de explicar historias.
Ya sea en cine, prosa o poesía, siempre busco aquellas formas que de alguna manera reflejen nuestra cultura, pero que a la vez sean comprensibles en el siglo XXI. Este es, actualmente, uno de mis objetivos. Se trata de forma, pero también de contenido. Me interesa mucho que la forma que empleo sea relevante con el contenido. Porque, cuando lo miramos así, la vivencia que estoy teniendo como africana, en el Zimbabue actual, es una experiencia única.
Cada persona que está viviendo en Zimbabue actualmente tiene una experiencia única que ninguna forma de representación ha podido captar antes. Así que es muy posible que estas formas no sean adecuadas. De hecho, es algo que se está viendo en los estudios postcoloniales, sobre la disyuntiva en la voz de los que han sufrido determinados traumas. Por lo tanto, estoy buscando romper barreras, definitivamente.

 

¿Qué inspira tus historias y, particularmente, los personajes femeninos tan fuertes? 

Lo que me inspira es lo que veo. Esto puede parecer muy superficial, pero creo que es difícil imaginar lo inimaginable. Así pues, básicamente lo que sabes lo has sacado de algún lugar. Y en esto se trabaja. Como el gran escultor Dominic Benhura , que hace que las piedras bailen y vuelen. Es decir, ¿quién se hubiera imaginado que las piedras vuelan o bailan? Pero él lo consigue porque tiene el concepto de la piedra y el concepto del baile. Lo que posee, a diferencia de otros, es la habilidad de combinarlos. Mis historias provienen de lo que he vivido. La manera como las pongo en común, creo, las hace diferentes.
Hablar de mujeres fuertes es muy interesante; estoy trabajando la noción de fuerte en este momento. Había una época en Zimbabue donde las mujeres que querían ser consideradas duras se autodenominaban mahadhi y no sé si todavía es una moda, pero es una cosa sobre la que pensar. No es el mismo duro que fuerte. Sabemos que las substancias duras pueden romperse fácilmente, así que, una vez más, la noción de carácter fuerte, de una mujer fuerte, es una cosa sobre la que quiero reflexionar. Por ejemplo en mi libro Book of Not, Tambudzai se muestra como un ser humano, pero lo que admiro de ella es que puede explicar la historia de su desnudo. Cuánta gente puede levantarse y decir: “mirad, he hecho esto”. A sabiendas de que la gente la juzgara de manera negativa, y diciéndoles: “Os lo explico. Esta historia necesita que se conozca y así podremos preguntarnos por qué nos comportamos así”.

 

¿Te definirías como una mujer fuerte? 

No exactamente. Estoy echa de barro. Lo que me permite pensar que esto me ha hecho sobrevivir. Al estar hecha de barro se generan muchas opiniones sobre mí, y debo lidiar con ellas si quiero continuar. Me gustaría ser más fuerte. Si lo fuera hubiera hecho mucho más. Pero para alguien de barro, no me puedo quejar.

 

¿Cómo definirías a una mujer fuerte? 

No puedo. Soy incapaz de definir a una mujer fuerte porque no encuentro que esta categoría sea útil. ¿Qué es una mujer fuerte? ¿Qué significa ser una persona fuerte? Lo que tenemos son determinadas condiciones, en las cuales la gente debe actuar para conseguir lo mejor para el grupo. Para mí, esto es muy importante. Y es un aspecto de mi herencia shona y africana que no quiero rechazar. Haces lo mejor para ti y para el grupo. No puedes escoger entre uno u otro, debe existir un equilibrio. Si insistimos en la definición de fuerza, creo que es alguien que tiene la capacidad de hacer lo mejor para sí mismo y para el grupo.

 

Como mujer, ¿qué dificultades afrontas al establecer tu empresa de producción? 

Cada día es un reto. Una amiga me lo dijo: “Tsitsi, mi madre también tuvo una época dura y se levantaba cada día de madrugada y, dirigiéndose a Dios, decía: ‘Tú y yo contra ellos'”, y esta es la actitud que he adoptado. Para ser sincera, hay algunos hombres buenos, pero la mayoría no quieren a las mujeres en posiciones de poder, y van a perjudicarnos si tenemos una ilusión, quieren que no la hagamos realidad. Cada día nos enfrentamos a esto.
Algunas veces ganas, y otras pierdes pero, como digo, tu convicción es lo que necesitas para hacer lo mejor para ti misma y para el grupo. Sólo así, si pierdes no te desanimas, sino que te sirve de lección. Te dices, “de acuerdo, esto no ha funcionado, pero otra cosa sí puede funcionar”. También, al ser de barro ayuda, te acuestas y vuelves a modelarte. Te levantas al día siguiente como nueva.

 

¿De todos los libros que has escrito, cuál es tu preferido? 

No puedo responder a esta pregunta. No te puedo decir cuál prefiero. Tengo tres: dos novelas y una obra de teatro. Cuando escribo suelo pensar que ese es mi favorito, pero sencillamente porque pongo todas mis energías y los otros ya están terminados. Creo que no me corresponde a mí juzgarlos. Deben salir y hacer su curso. Me sorprende mucho cuando estoy, ponemos por caso en Suecia, y me viene una chica y me dice: “Oh, la protagonista Nyasha, explícame algo más de Nervous Conditions“. Y pienso, “Dios mío, otra vez vienen con esto de Nervous Conditions”, porque estoy tan metida en lo que estoy haciendo en ese momento… Así que me quedo con lo que estoy trabajando. Pero una vez finalizado, tiene que ocupar su lugar entre el resto de trabajos. Esto es algo que he aprendido leyendo a Toni Morrison, porque ella dice que tus trabajos pueden convertirse en muy caprichosos. Te piensas que los controlas, pero en realidad son ellos los que te controlan. No los escribes, no los produces, sino que son ellos los que se producen a sí mismos a través tuyo. Así que, de alguna manera, debes ver que se ha producido a sí mismo y debe permitirme tomar cierta distancia.

 

 

 

 

En una entrevista del 2008 con Miriam Kotzin en Per Contra decías: “Como escritora africana estás sujeta a todo tipo de explotación”. ¿Qué tipo de explotación has vivido? 

Bueno, ahora mismo estoy en una batalla legal con ZPH, que se ha comportado de una manera que considero vergonzosa. Espero que podamos resolverlo amigablemente. Lógicamente, en Zimbabue es muy difícil que las cosas funcionen de manera positiva. La gente siempre se queja de la economía, etcétera. Pero una vez más, volvemos a lo que decía antes sobre qué hace que una persona sea persona. Siempre tienes una opción, incluso si la economía va como va, te puedes comportar de una forma o de otra. Para mí, si te comportas por beneficio de ti misma y del grupo, lo que en el caso de un editor quiere decir por el bien de tu empresa y de tu autor, entonces no habría de haber problemas. Pero me parece que no tenemos esta ética.
Creo que tenemos una carencia total de moralidad. Una vez más, veo que los celos son algo que nosotros, los habitantes de Zimbabue, tenemos endémico en nuestra cultura. Por algo tenemos una creencia como la del uroyi: si sientes celos de alguien, dale un trozo de bilis de cocodrilo. Tenemos muchas cosas de estas. También creo que esto provoca que mucha gente no apoye mi trabajo. Pero no sólo ocurre en Zimbabue fuera del país he tenido problemas con editoriales. Estoy en una batalla legal con el editor inglés. Estoy segura que ganaré los juicios, pero se necesita mucho tiempo y energía.
Pienso que uno de los problemas que tenemos los artistas en Zimbabue es que no tenemos managers ni administradores. Tenemos empresarios, pero estos sólo piensan en hacer dinero a cualquier precio. No tenemos empresarios que tengan una pasión real y una comprensión por las artes, y por lo tanto desprecian el arte. Este ha sido uno de mis problemas. Si hubiese tenido un agente, no me hubieran pasado estas cosas. Pero, nuevamente, como mujer africana, ¿quién te hará caso hasta que no ganes el Premio Nobel? Debo poner esto en mi agenda.

 

Crees que los escritores africanos masculinos sufren el mismo tipo de explotación? 

Sí, no creo que la explotación en el mundillo artístico esté segregado hasta este punto. Existen elementos sociales que hacen que una mujer lo tenga más difícil para entrar en el mundo cultural. Pero una vez lo ha superado y ha decidido que el arte se convierta en su profesión, se enfrenta a los mismos problemas que los hombres. Por ejemplo, pongamos por caso un bailarín: ¿cuánta gente le respetará como hombre? Le dirán de todo, le adjudicarán orientaciones sexuales con las que este hombre tendrá que enfrentarse. Creo que una vez tomada la decisión, los problemas son básicamente los mismos.
Donde las mujeres nos vemos más afectadas es para obtener las capacidades básicas en términos de educación y para poder superar la presión social contra el conjunto de la profesión. Después de esto, la única cosa, en mi opinión, es que los verdaderos artistas masculinos respetan a las mujeres artistas. Fijémonos en alguien como Oliver Mtukudzi, no es alguien que irá a perjudicar a mujeres como yo. Alguien como Dominic Benhura también me respetará del mismo modo que yo le respeto por su arte. Es toda esta gente en los márgenes que se piensan que hay algo que les pertenece y que ahora mismo son el problema. Y, nuevamente, la cuestión de género se convierte en evidente.

 

¿Con qué estereotipos sobre las mujeres africanas, y especialmente como mujer artista, te has encontrado? 

Tsitsi: Personalmente no pienso en estereotipos de estos cuando trabajo. Pienso en qué hace falta decir, pero no me siento enfrentada con estos estereotipos. Quizás no acabo de entender tu pregunta, pero tal vez se deba a que no estoy en esta órbita, y los estereotipos no me afectan. Quizás por esto un personaje como Tambudzai en Book of Not se convierte en alguien tan decepcionante.
Actualmente los estereotipos recaen en las africanas fuertes, que nada las puede hacer caer, que sencillamente van y lo hacen todo. Intento mirar los casos particulares. Por otro lado, lógicamente, también debes tratar los temas generales, porque el público tenga referentes. Y creo que la manera en que se hace constituye tu arte. Si se hace con estereotipos, o de una manera muy individual y original, es el que da valor a tu arte. Todavía queda mucho por decir sobre el arte político que está viniendo. No creo que el arte político deba ser propagandístico. Soy una feminista. Lo he sido desde los ochentas, y en esa época nuestro lema era “lo personal es político”. Así que para mí, como más puedas manifestar de la persona, sea mujer, hombre, da igual, más te comportas de una manera política, en el sentido de que estás actuando como artista en el mundo de hoy.

 

Como mujer trabajadora, ¿cómo has mantenido el equilibrio entre los dos papeles de mujer y madre al mismo tiempo que diriges una productora respetada y eres artista? 

Ha sido muy difícil encontrar el equilibrio, y a menudo no lo consigo. Mis pobres hijos a veces no me ven. Si vuelvo de un casting, por ejemplo como me pasó ayer, y tengo una idea y la tengo que escribir, le digo a su padre: “Por favor, quédate con los niños mientras me pongo a escribir”. Cuando vuelvo ya están durmiendo, y esto es muy triste. Pero intento explicarles qué hago y hablamos sobre mi trabajo. Creo que entienden qué hace su madre, quién es, y les gusta.
Lo que me ha permitido continuar con este estilo de vida, poco equilibrada, es el apoyo de mi marido. Si le digo que no me puedo quedar con los niños, él lo hace. Si me tengo que levantar pronto porque tengo que escribir algo, él lleva los niños al colegio y los recoge. He estado enormemente bendecida por tener un compañero que me comprende. En parte también se debe a que es artista. Es un editor con mucha experiencia y muy respetado que ha editado programas por todo el mundo. He tenido suerte.
Esto es lo que diría. No es nada de lo que he hecho lo que ha creado un equilibrio, porque en términos generales podemos decir que los artistas no son demasiado equilibrados. Soy afortunada en este sentido, pues cuando no actúo como artista, puedo actuar de otras maneras. También he aprendido otras maneras de hacer. Pero cuando estás en el proceso creativo, es muy difícil ser equilibrado. Debes poder dejarte trastornar para dejar todas estas cosas fuera. ¿Cómo puedes ser equilibrada en el momento del trastorno? Pero estoy muy contenta de afirmar que he aprendido otras maneras de sumar mundos y decir, de acuerdo, ahora estamos en el terreno administrativo o lo que sea.

 

¿Cuál crees que es el papel de la mujer en el África actual? 

Me parece que las africanas tenemos el papel de vivir. De ser felices. Tenemos el rol de interactuar con la gente de nuestro alrededor, de forma que también contribuya al bienestar y a la felicidad de los que nos rodean. Y de manera recíproca, no sólo como un sacrificio. Pienso que tenemos un deber con el planeta, y hemos de entender que nuestro comportamiento afecta el legado que dejamos a nuestros hijos. Pero también pienso que estos son roles que todo el mundo, y en todas partes, tiene. No veo por qué yo, debido a que soy africana, debo tener un rol diferente al de cualquier otro.

 

¿Crees que el hecho de que una mujer, Ellen Johnson-Sirleaf, al fin haya conseguido la presidencia en un país africano, hará que la causa de las mujeres del continente avance? 

No creo que la gente necesite modelos. Tener como presidenta a una mujer es positivo, porque las chicas pueden verla y decir: “Yo también puedo conseguirlo”. Desde esta perspectiva es bueno. Del mismo modo que ahora los jóvenes negros pueden decir: “Puedo ser el presidente de la nación más poderosa del planeta”, puesto que antes no teníamos este tipo de modelo. Esto es positivo.
Sin embargo, debemos ver cómo actúa esta gente. Y, nuevamente, es aquí dónde es importante nuestro papel como sociedad. Si consideramos que se están comportando mal, debemos denunciarlo, porque estos niños, estos jóvenes que los están mirando, entiendan que esto es una cosa maravillosa, pero que puede no serlo. Así, la próxima generación lo podrá hacer mejor.

 

¿Qué pueden aportar las mujeres al cambio? 

Podemos cooperar. La no cooperación es uno de los mayores obstáculos de nuestro progreso. A las mujeres no suelen gustarle las otras mujeres. No debemos lamentarnos a nosotros mismas por esto. Es normal que en cualquier grupo oprimido encontremos que el odio provocado por la opresión se internalice. Así que cuando ves a alguien como tú, en lugar de decir que esto es una cosa maravillosa que he de amar, piensas que es una cosa horrible que debes destruir. Creo que las organizaciones de mujeres deben lidiar seriamente con este tema humano fundamental, que también es el de las mujeres. Puedes tener todo el presupuesto del mundo por temas de género e igualdad, pero si no entendemos por qué dos mujeres no pueden trabajar juntas en una oficina y que de allí surja algo positivo, no lo conseguirán. Para mí, este es el inicio y, nuevamente, por esto creo en mi reivindicación de las artes, ya que es allí dónde podemos interrogarnos sobre estas cuestiones.

 

¿Tienes algunas recomendaciones para las futuras escritoras o realizadoras? 

Sí, absolutamente. Ve. Hazlo. Para escribir, necesitas un lápiz y un trozo de papel. Puede ser cualquier papel. Así que hazlo. Quizás quieres escribir una novela, pero quizás no tienes tiempo, pues escribe un poema, o un relato. Sencillamente hazlo.
Habla con otras personas, lee todo lo que puedas, investiga por ti misma. ¿De dónde viene este deseo? ¿Dónde está la voz que me habla? ¿Qué te dice? ¿O sólo escribes porque crees que es glamuroso? En mi opinión, si escribes por glamur debes tener éxito. Pero esto sólo pasa cuando pasa. Tienes que escucharte a ti misma para saber qué necesitas expresar, y cuándo eres coherente con el aspecto que quieres conseguir.
Posteriormente, necesitas encontrar entidades que te puedan apoyar. Tenemos la Women Filmmakers of Zimbabwe, donde estamos haciendo esta entrevista, en el número 5 de Windemere Close (Helensvale). Estamos abiertas a nuevos miembros, mi trabajo aquí es ofrecer formación a las chicas que no la han recibido del sistema educativo, puesto que los artistas acostumbran a pensar diferente del resto. Así que a menudo no continúan con el sistema escolar. Quería ofrecer un espacio para estas mujeres. Tenemos también la Zimbabwe Women Writers. Hay mujeres que publican, como Endai Nyagura que está en la NUST (Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología). Tenemos muchas mujeres que están empezando a entenderlo.

 

[1] Trad. esp.: Condiciones nerviosas, Icaria, Barcelona, 2011.

 

Entrevista extraída del dossier Africana Aportaciones para la descolonización del feminismo. 

 

***

Upenyu Makoni-Muchemwa (@UpenyuMakoni) és una periodista zimbabuense, una de las personas responsables del proyecto Kubatana, que tiene por objetivo recopilar los esfuerzos de la sociedad civil del país que trabajan a favor de los derechos humanos y la educación.

Share
[ssba] x

Comentarios

No hay comentarios Radio Africa

LogIn

  • (will not be published)