Tania Adam para GuinGuinbali | Santiago nos cuenta la historia de Alphonse, que en realidad es la historia de muchos, la historia del movimiento, de las migraciones y todo lo que conlleva. En la Puerta de no retorno volvemos a los orígenes. Hacerlo siempre es necesario y sanador.
Se llama Santiago Ahuanojinou Zannou, es un madrileño director de cine de 34 años, de madre aragonesa y padre beninés. Acaba de estrenar la película /documental La puerta de no retorno, una historia real que forma parte de los tiempos en los que vivimos. Tras el éxito del Truco del manco, coge a su padre, Alphonse Zannou, le lleva a Benín tras 40 años de no pisar su tierra, graba el rencuentro con su familia y sus antepasados, y hace una película con un mensaje claro: hay que conocerse a uno mismo, buscar las raíces y enfrentarse al pasado. Se siente un hombre joven, negro, español e hijo de inmigrante que tiene la responsabilidad, a través de su trabajo, de crear un referente para la juventud negra española que viene detrás.
¿Cuando fuiste a Benin por primera vez? A los 30 años. Desde pequeño siempre le preguntaba a mi padre cuando íbamos a conocer África, él siempre me decía: “el año que viene, que este año no tengo mucho dinero”. Pasaron 30 años. El llevaba más de 40 años sin ir. Al terminar El truco del manco, ahorré un poco de dinero y me fui sólo a buscar su pasado y fui apuntando el itinerario que luego haría con él.
¿Qué encontraste? Mis raíces y gran parte de mi identidad. Fue magnífico poder conocer una parte de mí que desconocía por completo.
¿Y tu padre, qué encontró? Paz. Al volver a pisar la tierra que le vio nacer, hablar con sus antepasados y reencontrarse con su única hermana viva, ha abierto una puerta que estaba a punto de cerrarse. Con este viaje ha dado sentido a su vida y a la de sus descendientes.
Un luchador. Sí, pero no lo valoré hasta que fui a Benin. Ahora le miro con otros ojos y valoro el sacrificio que ha hecho por su familia.
¿Como le convenciste? Mi padre tiene un hijo que lleva más de 12 años haciendo cine comprometido. Mi primer corto era contra el racismo en las escuelas, después vinieron otros contra los “esclavistas” (personas que tienen invernaderos y meten a los inmigrantes a trabajar en condiciones infrahumanas), o la prostitución de mujeres negras. Luego vino El truco del Manco, un grito desde el extrarradio para que nos escucharan en el centro. Cuando le propuse a mi padre la película lo hizo totalmente convencido porque confía en el tipo de cine que hago. Estaba encantado de participar.
Una gran historia, buena música y fotografía, y un gran actor ¿no? Mi padre siempre ha sido un artista. Se ha comportado como todo un profesional, ha sido muy honesto y la cámara se ha rendido. En Benin rodamos durante 25 días con dos cámaras y sin repeticiones. Los dos hemos trabajado con un gran sentido de la responsabilidad por la historia que estábamos contando.
Santiago Zannou con su padre, Alphonse durante el rodaje
En algunos momentos me recordaba a mi padre. Sí, esa era la intención. Cogiendo a mi padre, estoy cogiendo al de todos los que somos negros y la historia de muchos inmigrantes. Gente que se sacrifica para dar lo mejor a su familia y dejan a sus raíces atrás. Para nosotros, hijos de inmigrantes, conocer parte de nuestras raíces es muy importante. Al volver a África, vuelvo con mi padre y con todos.
Entonces te va el cine comprometido… Sí, se podría decir que hago un cine para reflexionar.
Con La puerta de no retorno, ¿qué reflexión has querido aportar? Estoy cansado de que hagan películas sobre África en las que solo se refleje las desgracias de sus ciudadanos. Estas películas te están diciendo “si vas a África te vas a encontrar con hambre, con guerra, VIH, etc.”. Parece que es un infierno. Sinceramente ya estaba harto de ver esto y me propuse recuperar un nuevo sendero a través de La puerta de no retorno. He querido humanizar al continente y recuperar el orgullo de ser negro.
Entonces ¿estás orgulloso de ser negro? Sí, claro.
¿Sabes que en muchos países africanos no te considerarían negro? Bueno en Benin me llamaban jubó, blanco… En Cataluña me llaman español, en España me llaman negro y en Benin, blanco. Bueno es el “drama” que tenemos los mulatos.
¿Te sientes inmigrante? Sí, en Cataluña sí. Yo soy de Madrid.
No, digo en España. No, no, yo soy español y estoy contento de serlo. El problema es como este país me hace sentir como uno de fuera.
Y, ¿como lo llevas? Bien. Creo que esto pasa porque somos muy nuevos, somos muy actuales. Aquí, por mi tipo de trabajo, siempre soy el único chico negro que está en todos los sitios, en los festivales de cine, el único director negro… Siempre te hacen sentirte diferente.
¿Lo eres? No. Por eso voy a cambiar la palabra diferente por la de referente.
Sí. Cuando España sea más mestiza y conozca más culturas va a ser más rica. Conocer más culturas no significa que pierdas la tuya. Yo siempre digo lo mismo, te puedo cantar una canción de rock de Sabina o una jota aragonesa porque mi madre es de Aragón, o además te puedo cantar una canción en fon porque mi padre es de Benin.
Una gran riqueza. Sí, y por eso creo que es bonito empezar a crear referentes, empezar a mostrar que aquí en este país somos toda una generación joven de gente negra que tenemos otro punto de vista, y es rico porque conocemos dos realidades: la de nuestros padres y la de aquí. Vivimos en una España mestiza y podemos enriquecer este país.
¿Y, hay muchos referentes? Sí, pero somos poco visibles y no estamos unidos. Cada uno va a la suya, por eso pensamos que estamos solos. Pero en nuestra generación somos los primeros, y los pioneros son los que peor lo pasan, pero no dejan de ser pioneros. Hay que saber que es difícil, que es complicado, pero también cuando las cosas son difíciles es cuando son interesantes.
Síguenos en facebook, twitter, instagram y mixcloud
Suscríbete a nuestra newsletter
LogIn