Miguel Carvalho – Barcelona / Lisboa.

Pedro Coquenão (aka Batida), el multifacético artista luso-angolano (Huambo, Angola, 1974), creador del proyecto musical de ritmos de base africana Batida ha alzado la voz en los escenarios de todo el mundo, y en las redes sociales, sobre la actual y reprimida lucha cívica de músicos y jóvenes activistas de su país. Angola es el segundo productor de petróleo de todo el continente y Luanda, su capital, es una de las más caras del mundo, donde contrasta la babilónica opulencia de la elite alrededor del presidente José Eduardo dos Santos (en el poder desde 1979) con los índices de pobreza más altos del planeta.

Este productor musical y audiovisual, instrumentista y coreógrafo nació en el año de la revolución de los Claveles en Portugal, la revuelta por la liberación de la dictadura en el país luso y en sus colonias africanas (Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde, y Santo Tomé y Príncipe), que a su vez escaló una guerra civil en Angola que duró más de 20 años. Coquenão creció en los suburbios de Lisboa entre los discos de una familia que pensaba volver algún día, se enamoró de los sonidos y los mensajes sociales de artistas angolanos emblemáticos como Bonga y Teta Lando. En la adolescencia empezó a viajar a África gracias a que sus tíos de Sudáfrica podían comprarle el billete. Cuando finalmente volvió a Angola creó hermandad y colaboraciones musicales con los raperos y portavoces sociales Ikonoklasta y MCK.

En el 2015 un grupo de 15 jóvenes activistas cívicos (profesores, artistas, estudiantes, etc.,) incluyendo Ikonoklasta (Luaty Beirão), fueron condenados a seis años de cárcel tras muchos episodios de brutal represión policial. Les acusaron de intento de golpe de Estado y de rebelión mientras se reunían para discutir el libro de Gene Sharp, “De la dictadura a la democracia“. Encarcelados en malas condiciones, sin poder trabajar para ayudar económicamente a sus jóvenes familias y con la incertidumbre de un proceso judicial no transparente, según la UE, e “ilegal bajo la constitución de Angola” según expertos, los activistas empezaron períodos de huelga de hambre. La mantuvieron durante 36 días seguidos, uno por cada año del presidente en el gobierno, dos de los activistas, el profesor universitario Nuno Dala y el artista Luaty Beirão. Las activistas Rosa Conde y Laurinda Gouveia fueron sumadas al mismo proceso y desde la cárcel publicaron fotos de maltrato. Nito Alves (20 años de edad),  Albano Bingo, Sedrick Carvalho, Inocêncio Brito, Afonso Matias (Mbanza Hamza), José Hata, Hitler Samussuko, Fernando Tomás, Nelson Dibango, Arante Kivuvu, Benedito Jeremias, Domingos da Cruz y Osvaldo Caholo fueron los demás activistas que formaron este caso conocido como 15+2.

Pedro entró en la orquestación de concentraciones y vigilias del movimiento Liberdade Já (Libertad Ya), con figuras del arte, cultura, comunicación y académicos de Angola, Portugal, Mozambique y Brasil. Este movimiento entre otros medios impulsaron la crítica de la comunidad internacional a la detención y a las inseguras condiciones de encarcelamiento de los activistas, que duró un año.

Las elecciones marcadas en Angola para agosto de 2017 han multiplicado los grupos de activistas, mientras los 15+2 se encuentran en libertad condicional. Luaty Beirão habló en Bruselas para la Subcomisión de los Derechos Humanos de la UE y recibió premios por su activismo, igual que el periodista Rafael Marques. En los últimos meses los 15+2 han organizado acciones de protesta pacíficas con el fin de aclarar las noticias y la propaganda política de los medios del Gobierno angoleño en su campaña electoral. Uno de los canales online más importantes de los activistas, en el cual Pedro Coquenão también ha estado muy activo, es Central Angola7311.

“Dejaba de actuar para unirme o convertía los shows en una herramienta para liberarles”

Pedro Coquetao2

© Hugo Sousa – GNRation

 

¿Sentías el impulso del activismo antes de la represión sobre tus amigos? 

La verdad es que nunca quise mucho mezclar los roles. Tenía recelo de convertirme en uno de esos músicos de los 80 que se hicieron activistas de repente, aunque su música no dijera nada. Era como un argumento de marketing. Pero a partir de 2011 me di cuenta de que no había forma de ocultarlo o de separar las cosas.

Ese año gravaste el video “Cuka (Isso é o que eles querem)” con Ikonoklasta, una critica explícita y en clave de humor de la injusticia social y del presidente de Angola. ¿Qué ocurría exactamente? 

“Si hablas contra el gobierno serás detenido…” era el mensaje directo de “Cuka”. En realidad las agresiones graves, las invasiones a domicilios, las detenciones y la desapariciones de personas que critican el régimen en Angola llevan ya una larga historia. A partir de 2011, con el movimiento “32 é Muito” (“32 es demasiado”) y sus protestas cívicas por la continuación de los 32 años que llevaba el régimen actual, la situación empeoró. Lo mismo ocurrió en la comunidad de artistas, por ejemplo, el músico y activista, Carbono Casimiro fue detenido y condenado, otros estaban permanentemente bajo escucha y había músicos con discos que no se retransmitían en la radio.

¿Y desde entonces? 

Otros músicos que estiran un poco la cuerda contra el régimen como Aline Frazão, MCK, etc…, e incluso el mítico Paulo Flores, tuvieron conciertos cancelados. A MCK le prohibieron salir del país en 2015 para actuar en un festival de rap en Brasil, y en 2016 cuando programó su primer concierto con Ikonoklasta, después de la pseudo-liberación de este en el caso 15+2, algunos locales de Luanda se negaron a recibir el concierto y otros lo cancelaron en el último minuto. Pero los artistas dieron la vuelta a la censura del gobierno y emitieron el concierto en vivo por streaming en Facebook para todos.

¿Cuál es la situación ahora que se acercan las elecciones? 

Ikonoklasta y otros activistas fueron violentamente mordidos por perros de la policía mientras participaban en una concentración pacífica de protesta en febrero. En Abril siete jóvenes activistas (Adão Bunga “MC Life”, Nzunzi Zacarias Mabiala “Luston”, Valdemar Aguinaldo “27 de Maio”, Paulo Mabiala “DMX”, António Mabiala, Mariano André y David Salei) fueron encarcelados por ejercer su derecho a manifestarse, mientras pedían transparencia en el proceso electoral. Estos solo son algunos ejemplos de casos de violencia policial extrema sobre ciudadanos valientes y anónimos. Amnistía Internacional pidió al gobierno de Angola que no reprimiera la libertad de sus ciudadanos en las manifestaciones.

¿Cuáles eran las reacciones cuando intervenías políticamente en tus directos con las caras de los 15+2 activistas que estaban encarcelados?

Al principio fue complicado. Hay un cierto tipo de festivales a quienes les gustan músicos con una opinión y posición política, pero no la mayoría. El público puede sentirse empático pero tampoco le gusta escuchar cinco minutos de discurso. Sin embargo, para mí no se trataba de una opción, a partir del momento en que mis amigos fueron detenidos y la situación se hizo insostenible, tuve que decidir si dejaba de actuar para unirme o convertía mis shows en una herramienta para liberarles.

Dejaste que se pudiera imprimir tu kit con las caras de los activistas para organizar intervenciones públicas pacificas.

Sí, además de las concentraciones pacíficas en Luanda conseguimos organizarnos y se reunieron personas interesadas y la diáspora angolana en Lisboa, Londres, Johannesburgo, Bruselas, São Paulo, etc. Algunas de ellas empezaron a hablarse a lo largo del proceso. Por primera vez en la historia reciente de Angola sentí un debate serio y diverso sobre la libertad de expresión y su situación política y social. De hecho, este tipo de movilización internacional, no sólo contribuye a la causa de las personas detenidas en Angola sino también a la de otros ciudadanos.

Pedro Coquenão en directo con las caras de los 15 activistas encarcelados en Angola en 2015 (Créditos Luis Macedo – Festival Sol da Caparica)

 

¿Te sorprendió que el Parlamento portugués, antes de la liberación provisional los 15+2 activistas, haya rechazado por mayoría un voto de condena a su detención?

Asistí al debate en el Parlamento, en un principio me sentí enojado, luego traté de ver el lado constructivo, algunos diputados se expresaron de forma contraria a todo su partido. Además, personas de diversos estándares políticos se unieron para discutir el tema por primera vez en Lisboa. No sé qué consecuencias tendrá para el resultado definitivo del caso. Sin embargo, aunque una causa tenga muchos “me gusta” y comparticiones en las redes sociales, no significa que la gente se reúna para hablar cara a cara, ni reemplaza la importancia de hacerlo. Se trata de conseguir que, por ejemplo, que los tomadores de decisiones se comprometan delante de una cámara a tomar una posición que podría poner en peligro su status político y social.

 ¿Qué impacto tuvieron las campañas de denuncia online para la liberación?

Fueron muy importantes los diversos frentes que se unieron con publicaciones, vídeos y fotos, peticiones online. Las redes sociales de los activistas y campañas de las diferentes secciones de la ONG Amnistía Internacional, permitieron que el mundo se enterase también de las malas condiciones y casos de maltrato a los activistas en la prisión. Asimismo, través de las redes que se acceden desde los móviles los ciudadanos en Angola ahora pueden ilustrar con fotos y videos las condiciones del día a día, denunciar abusos a personas anónimas y contrastar las noticias oficiales.

¿Es esencial que también los artistas mantengan su activismo?

Sobre todo es importante que la gente sea reactiva, no sólo los artistas. Todos tenemos un ego y todos tenemos que realizarnos. No obstante, realizarse haciendo caso omiso de todo lo que sucede a nuestro alrededor es algo que me choca. El mundo nunca ha sido tan social y comunicativo, pero el ser humano está también más auto-centrado que nunca. Si estas herramientas hacen que el porcentaje de los narcisistas en el mundo aumente, que por lo menos logremos también que más personas pueden auto-organizarse e intercambiar información. Porque tendremos más capacidad de negociación ante los gobiernos, cuanto más parezca que podamos ponerlo todo en cuestión y nos asociemos. Igual que el tipo de empleador que nunca nos aumentaría el sueldo si no dijéramos nada. Básicamente, los procesos deberían poder ser menos piramidales y más horizontales.

“Pobre y Rico”, el primer sencillo de la segunda entrega de Batida, habla de la independencia y de las diferencias económicas asombrosas en Angola.

Cuando uno viaja a través de los continentes ve que las desigualdades existen en todas partes, pero Angola es más contrastada y exagerada en la forma como te da su bofetada de las diferencias sociales, entre pobres y ricos: la tasa de mortalidad infantil más alta del planeta en una de economías que más ha crecido en las últimas décadas en el mundo. Hay necesidad de acceso a la salud básica y muchos sueños, cómo el de terminar los estudios, no se realizan. A muchas personas no les sobra mucho tiempo para estar con las manos en la cabeza pensando en el futuro.

Tu segundo disco, además del puente entre Luanda y Lisboa, también amplió los sonidos eclécticos de tu música, ¿seguirás haciéndolo?

En realidad pensé que el primero disco iba a ser el único. Quería crear música de baile inspirada en algo que parecía que había quedado congelado en el tiempo, como por ejemplo, el primer disco de Bonga (Angola 72). Me interesaba que las letras hablaran de hoy, pero también de lo que se le prometió a Angola y no se concretizó. ‘Esta es mi provocación’ pensé, y lo envié a mis amigos en Angola para que trabajaran a partir de lo que había allí. Mientras tanto, hice más viajes en los últimos dos años, estuve en Kenia, regresé a Angola, conocí personas que me inspiraron… Tenía canciones que no coloqué en el primer disco y grabé nuevos temas que surgieron en el viaje, y así hice el “Dois” (“Dos”).

¿Y el tercero?

Ahora es inevitable. En los próximos seis meses me encerraré en una residencia artística en el Village Underground Lisboa. Le daré el nombre de “El contenedor Robado”, en él quiero explorar ritmos, algunos instrumentos nuevos e intentaré juntar la palabra, el movimiento, la imagen y la radio.

¿Cuándo saldrá?

Me gustaría que fuera en la Primavera de 2018.

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Pedro C. con Konono nº1

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Miguel Carvalho (Oporto, 1979). Periodista, músico, gestor cultural internacional.

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