Agnes Essonti - Barcelona

“Esta noche, el olor a cocodrilo en salsa tchobi y el puré de mango en tostadas lleva leyendas africanas. Es el olor del viento del bosque, cuando los espíritus revolotean de rama en rama perturban el sueño de los hombres (y las mujeres).” 

– Calixthe Beyala en Comment cuisiner son mari à l’africaine 

 

© Berthe Essonti Luque

 

Cierro los ojos y pienso en un lugar. Ese lugar es una cocina. La cocina de mi abuela con su nevera roja llena de imanes y frikerías, la cocina de mi madre a la que no se podía entrar porque es pequeñita y casi no caben dos personas, la cocina de mi tía en la que aprendía sabores y saberes indistintamente y por último la cocina de mi casa, en la que cocino yo, pero también mi padre, mis tíos, mi tía y cualquiera que venga a saludar. 

A troué yu ma salut, yu noba nyama tode?” / “Te paso mis saludos, ¿no has comido aún?” 

Me imagino esa cocina rica, muy rica. En momentos, una cocina en la que el tiempo no se rige de forma lineal, una cocina en la que conviven presente, pasado y futuro. En la que mis recetas y mis historias recuerdan a las que cantaban y contaban mis abuelas y cada una de mis ancestras. Porque no podría ser de otra manera, nosotras no somos sin las que han sido antes que nosotras y los sazones que preparamos ahora, quedarán para el futuro. 

Especias de aquí y de allí: tomillo, djansang, pimentón, pebe y citronela. Hay gente hablando de cómo les ha ido el día, también rememorando historias de l’ancien epoque. De fondo hay música, suena Fungola Ngai de Pépé Kallé. Pasando tanto tiempo en la cocina, la banda sonora de esta, se convierte en una pieza crucial del puzzle. Esta cocina de Mamá Mbixi no sería la misma sin Grace Decca, Franco Luambo o Lapiro de Mbanga acompañando. 

Resulta que no encuentro por ningún lado instrucciones detalladas de cómo mezclar ingredientes, no intento recordar recetas porque tengo claro que estas deben ser autorretratos, selfies de cada momento. La cocina es para mí toda una aventura, un espacio de conexión con una misma, es poner los pies en la tierra y preguntarte cómo estás. 

Para cocinar, lo más importante es sacar lo que llevamos dentro y encontrar la manera de meterlo en el puchero. Nuestra historia, nuestras emociones, lo que queremos decir a los que nos rodean, nuestras preocupaciones o lo que queremos dejar escrito para los que vendrán. Obvio que necesitamos ingredientes ricos y de calidad, al menos un cuchillo que corte bien y quizá un fuego, pero la magia está en nuestro interior. 

Y hablando de magia, recuerdo como si fuese ayer el día que probé un plato de Poulet DG, fue en mi primer viaje a Camerún. Madame Suzanne me puso un plato delante y me sorprendí con tanto color. Rojo, verde, amarillo. Pollo, plátano frito y verduras. Olía a ndjanga. El primer bocado fue increíble, una mezcla de dulce y ahumado a la vez. Pregunté a mi tía por el nombre del plato y me dijo que DG quiere decir Director General. Me explicó que antes era un plato reservado para gente “muy importante” pero que más allá de eso, era algo que hoy en día se había democratizado y que gustaba a todos. (…) Al volver a Mbeng, ponerme

delante de los fogones a cocinar salsa de cacahuete, njama-njama o Poulet DG me hacía sentir conectada. Sobre todo cuando podía compartir esa comida con otra gente y hacerles llegar un trocito de mi vida o de mis experiencias. 

 

Poulet DG 

3 muslos de pollo (o similar, carne de pollo) 
3 plátanos (plantain) semi-maduros o maduros 
ndjanga 
3 tomates pequeños 
2 cebollas pequeñas 
judías verdes 
zanahorias 
pimiento rojo 
ajo 
jengibre 
tomillo 
pimienta blanca 
limón 
sal 
Maggie 
curry 
laurel 

 

He deshuesado los muslos de pollo y los he cortado en trozos medianos. Los huesos los he guardado para hacer algún caldo en otra ocasión. Los muslos he condimentado con tomillo, sal, pimienta y limón, luego frito en aceite de oliva. Los plátanos que tenía estaban fritos del día anterior, estilo plantain tapé. Los he cortado en cuatro trozos. 

 

© Berthe Essonti Luque

 

© Berthe Essonti Luque

 

He pelado la cebolla y la he sofrito con aceite de oliva, luego he añadido un triturado de los tomates, dos dientes de ajo, una pizca de jengibre, una hoja de laurel, pimienta blanca, curry y Maggie. A medida que el tomate se iba cocinando, he agregado ndjanga que había pasado por el mortero, las judías verdes, zanahorias, el pimiento rojo y un vaso de agua (si es caldo de pollo o verduras ideal, para que tenga más sabor). Cuando las verduras estaban casi listas, he agregado el plátano, el pollo y una pizca de sal y lo he dejado cocinar 5 minutos todo junto. 

 

© Berthe Essonti Luque

 

© Berthe Essonti Luque

 

© Berthe Essonti Luque

 

© Berthe Essonti Luque

 

© Agnés Essonti

 

Y ahora, a unos días de acabar 2021, sea lo que sea eso y suponga lo que suponga, me dispongo a navegar hacia otro portal, uno lleno de sabores, colores y olores. Uno en el que haya plátano, yuca y ndjanga. En el que haya más conexión, más amor y más cuidados. Uno que me complete y me llene, en el que encontrarme a mí misma entre ollas y calderos, a golpe de mortero, saboreando okra y con mucho picante. Porque cuando cocino y cuando como es cuando realmente soy, existo y habito este cuerpo y esta realidad. 

BONANA!

 

© Berthe Essonti Luque

 

© Berthe Essonti Luque

 

***

Agnes Essonti Luque (Barcelona, 1996) cuenta con una sólida formación académica; Escola Massana, Kensington and Chelsea College, Blank Paper Escuela de Fotografía y la Universidad Complutense de Madrid. Sus piezas catalizadoras son el resultado de un proceso investigativo mostrado a través de la fotografía, vídeo, performance y gastronomía | @essonti

 

 

Share
[ssba] x

Comentarios

No hay comentarios Radio Africa

LogIn

  • (will not be published)