Dilayla Romeo – Barcelona | Era el año 2011 y, para entonces, poco más de una treintena de años habían pasado sin ir a presentarme a mi familia y ancestros, pero ya tocaba… Al fin estaba preparada.
Durante años me había enfrentado, había luchado, soñado o fantaseado con aquel momento en el que pisara tierras mozambiqueñas, porque como todo mestizo, hijo de inmigrante o descendiente de la diáspora africana, el sentimiento de llevar en la sangre una tierra que no te ha visto crecer es un bagaje pesado del cual un día, tarde o temprano, uno debe de desprenderse. Y por supuesto, cuando lo hice, fue maravilloso.
Para entonces no me dedicaba al mundo de la fotografía aunque me apasionaba. Siempre he disfrutado de observar y aunque no tuviera una cámara conmigo, mis ojos disparaban, capturaban sin parar. Desde el primer momento en que me hice con una cámara sentí que era un instrumento mediante el cual me resultaba sencillo expresar. Era perfecto, pues no era necesario poner palabras o ajustarse a un concepto. Las palabras siempre me han cargado de cierta responsabilidad y siento que cortan mi libertad.
“Mozz” es mi aventura menos fotografiada. No sé si porque no podía o no quería, seguramente mi subconsciente no quería perderse todo lo que veía y sentía. Era el reencuentro con una madre, una gran familia y una enigmática cultura que flotaba dentro de mí, y que al fin podía sentir. En esta serie no hay intención, sólo emoción; es una pequeña muestra de lo que viví y sentí, así como de lo que decidí compartir, porque sin lugar a dudas, lo más profundo de aquella experiencia se quedó dentro de mí.
“Praia do Coco”
Amarillo.
Azules en sus mas sedantes tonalidades,
la piel negra y brillante que reflejaba el alma de un joven vendedor.
Al fondo un niño se baña.
Carretera.
El intenso rojo de un 4×4 y su espejo.
El reflejo de tres vidas rumbo a un lugar.
Sus profundas miradas. Nunca sabremos quién miró primero a quién.
Tal vez yo no.
Veo líneas, luces y sombras.
Él me ve a mí pero yo no puedo verle,
ahora me pregunto qué es lo que pensaría.
Imagino su sonrisa.
Atardecer.
Disfruto mucho… mucho.
“Inhambane”
Olor a plástico quemado.
Paradoja de un mundo prendiendo fuego a otro mundo.
La caída del sol tras el bello skyline de las palmeras de fondo y
una silueta humana adormeciendo frente al humo.
“Ilha da Inhaca”
El mar.
Un barco transportista de recuerdos.
Reflexiones.
Luz.
Horizonte.
Foto de perfil.
La isla, mi isla.
La isla de mi abuelo, bobo David, el pescador.
Pude ser esa niña, creo que un día lo soñé.
Arena.
Estrellas de mar, no se ven pero estaban.
La barcas de los pescadores esperan.
Pisa firme.
Mujer.
“Maputo”
Naranjas.
Negro carbón.
El orgánico puesto de venta de una mujer.
La característica capulana rodea su cintura y tras su pañuelo guarda su pelo afro,
aquel que imagino y no puedo ver.
Colores…
colores…
colores…
Un árbol.
“Estamos juntos”, dice la publicidad de fondo mientras la niña mestiza sonríe.
Yo me lo tomo en serio.
La belleza de un ser humano en su estado más puro posa frente a mi.
Gracias…
Fue un regalo.
Mujeres.
Bonita espalda.
Cine.
África.
Arquitectura pastel.
Siento el arte.
Heridas. Curarlas, mimarlas.
Adoro y disfruto de ver a las personas quererse.
Este chaval se quiere.
Entonces marcho feliz.
“Nós queremos. Nós conseguimos”. Maputo 2011.
Podría ser cualquier parte, pero sé que es un lugar de África, por la luz.
Una imagen vale más que mil palabras.
Fin.
+Dilayla Romeo es una fotógrafa freelance afincada en Barcelona, España. Su relación personal con la fotografía se ha convertido en una obsesión diaria que refleja una pasión verdadera con imágenes que se deslizan desde el subconsciente. Su intención es crear un punto de vista personal generando un aura de sueño que envuelva los objetos, así como usando los espacios y la gente y su relación mutua, para reflejar la identidad del ser humano.
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