Anna Sans – Lleida | Como fotógrafa documental y licenciada en antropología, he desarrollado un gran interés sobre la comunidad senegalesa en España, sus ritos, prácticas religiosas y formas de organización y asociación. Según los datos de la EPA -Encuesta sobre Población Activa de España- en el país residen 63.600 senegaleses, un 3.5% de los cuales se encuentran empadronados en Granada, aunque es muy difícil establecer cifras concretas. Muchos de estos senegaleses se reúnen en Dahiras o Dahras, la forma de organización y asociación  por antonomasia tanto en Senegal como en la diáspora. Las Dahiras son agrupaciones de fieles en torno a un líder religioso pero con cometidos no únicamente espirituales; son asociaciones que ofrecen apoyo a los compatriotas y a la comunidad, solidaridad y hospitalidad, herramientas de integración, y tienen una labor de gestión de recursos materiales, económicos y humanos tanto dentro como fuera de Senegal.

En Senegal coexisten pacíficamente varias religiones, y dentro del Islam (la religión mayoritaria del país), coexisten varias doctrinas. Una de las más presentes, que cuenta también con muchos fieles en la diáspora, es el Mouridismo. El Mouridismo, también entendido como una corriente sufí africana, es un conjunto de doctrinas religiosas, culturales y morales basadas en el culto al fundador de la orden, Cheick Amadou Bamba y su legado, el del acercamiento al Islam a través de la vía pacífica y solidaria.

Una de las celebraciones más importantes para los Mourid senegaleses es el Gran Magal de Touba, conmemoración del retorno de Cheick Amadou Bamba del exilio forzoso al que le condenaron los colonos franceses. Esta celebración es motivo de la peregrinación de millones de Mourides a la ciudad santa de Touba, en Senegal. Las varias Dahiras de la diáspora lo celebran de manera  más o menos solemne, con cánticos, rezos y abundantes banquetes siempre compartiendo de un mismo plato. Se convierte en definitiva en una fiesta de alegría, música y color a la que tuve la suerte de ser invitada en varias ocasiones.

Sin-título-4© Anna Sans

En un contexto cultural nuevo, el uso de la cámara y las fotografías siempre nos hablan de nuestro propio bagaje cultural, de cómo miramos al otro. Eso pude comprobarlo al comparar mis fotografías con otras realizadas por un senegalés. A pesar de la “informalidad” de la celebración en las Cuevas de San Miguel Alto de Granada (lugar de residencia de algunos senegaleses que se consideran de la orden Baye Fall-conocidos como rastas senegaleses- seguidores de Cheick Ibrahima Fall, discípulo de Bamba, y que realizaba culto a la pobreza) no me parecía adecuado “entrometerme” en medio de los cantes religiosos disparando mi cámara así que realicé fotografías de eso que me llamó más la atención: los colores, los vestidos, los rostros, la comida, los objetos religiosos, los adornos, la música… Siempre desde una distancia prudente.

La celebración del Magal de Touba en San Miguel Alto es abierta a todo aquel que quiera participar,  y se ofrece comida y bebida a todos los que se acercan, como un modo de practicar y mostrar esa solidaridad y “teranga” (hospitalidad) propias de la cultura senegalesa y del mouridismo. Al año siguiente fui invitada pero no pude participar debido a otro trabajo que estaba realizando. Sin embargo, presté mi cámara a un amigo senegalés para que realizara fotografías del evento.

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Magal.2013.2© Anna Sans

Al observar y comparar sus fotografías con las mías del año anterior surgió esta reflexión: la diversidad de miradas a un mismo objeto/sujeto/suceso. La diferencia entre la mirada de un “insider” con la de un “outsider”. La mirada al entorno cultural del otro desde el entorno cultural propio, y la mirada desde dentro que ofreció mi amigo senegalés en cuanto cogió la cámara, más allá del estilo y gusto fotográfico de cada uno. Aunque la diferencia es sutil, la proximidad con el sujeto se notaba en la proximidad de la toma, en la mirada directa. Sus fotografías fueron tomadas desde una voluntad de mediador intercultural, de presentar su cultura ante los ojos de los otros, de mostrar los entresijos de la fiesta: el corro característico de las celebraciones y “cantes” Baye Fall, en el que los participantes danzan en círculos y cantan apoyando su mano derecha en la oreja; los bailes y tambores; el café touba humeante; las sonrisas y la alegría; los teléfonos móviles grabando; las conversaciones…En cambio, mis fotografías, aunque también inevitablemente llenas de color, fueron un intento de acercamiento desde fuera, a la realidad del Magal de Touba y también un intento de captar el “exotismo” que para mí, representaba la celebración. Me di cuenta que esa es la mirada que prima muchas veces al encontrarnos con la otredad, por muy neutrales y objetivas que intenten ser nuestras fotos, esconden (o muestran) varios códigos culturales, y hablan tanto de la cultura del que hace la foto como de la que sale en ella.

Aquí os presento ambos reportajes sobre la celebración del Magal de Touba en Granada, ya que siempre es mejor la multitud de miradas, que caer en el peligro de contar la historia desde un solo punto de vista.

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magal-2014.41© Khalifa Babacar Diagne

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