No existe una narración de la negritud en el Estado español que permita comprender lo que ha ocurrido con las existencias negras en este territorio, por qué persisten los imaginarios anti-negros y como se perpetúan hasta nuestros días.
1. La negación cegadora
El desconocimiento de la participación de las poblaciones y personas negras en la configuración del Reino España es problemático, ya que sitúa su existencia en el presente, como si no hubiera habido ayer. Esta falta de genealogía tiene la capacidad de banalizar, es agotadora y alza el discurso de la representatividad y la identidad como únicos. No obstante, la batalla es más profunda porque el racismo está enquistado en el ADN de este Reino que se cree oficialmente homogéneo y monocultural desde la época de los Reyes Católicos. Se ha configurado la nación desde una ficción que blanquea y europeíza la historia, y prefiere ignorar que sus lazos con África y América Latina son desde el comercio con los cuerpos negros. Un hecho que dificulta la aceptación social de su propia pluriracialidad y pluriculturalidad del presente. Nosotras, las que hemos sido relegadas a la alteridad, tenemos la necesidad y la obligación de examinar las contradicciones entre las narrativas oficiales homogeinizadoras y las experiencias reales, donde imperan la heterogeneidad y el hibridismo cultural.
2. La ira sin conocimiento es solo furor
Todo empieza durante una investigación sobre futurismos negros en el MACBA. En ese proceso, observaba una realidad desequilibrada respecto a otros países europeos: aquí apenas había una narrativa sobre la negritud, como si esta nunca hubiera existido hasta la llegada de habitantes de la Guinea española. Tenía una gran dificultad para encontrar pensadores y referentes. Un vacío que creaba una gran distorsión narrativa.
En ese momento en Francia, en el marco de la polémica celebración Season Africa 2020, se estaba haciendo una revisión de los Études Noires, qué eran y, sobre todo, por qué un país con una base muy notable de producción intelectual, artística y política de las personas negras –desde finales de los años 20 del siglo pasado con las hermanas Nardal y La Revue du Monde Noir o el inicio del movimiento de la Négritude–, seguía mirando a Estados Unidos. Esa revisión del pensamiento y la creatividad negra en Francia me inspiró y pensé: ¿por qué no hacer algo similar en España? ¿Por qué no formular una historia propia de la negritud?
Llevo desde entonces pensando e investigando como es esa historia desde diferentes perspectivas y legados –esclavitud, colonización, inmigración y el legado cultural afronorteamericano– y cómo hacer resurgir de las cenizas las microhistorias de la población negra ibérica desde los albores de la Controversia de Valladolid, el momento en que se da vía libre a la construcción del negro como un objeto.
Cuando pensaba en este proyecto, no tenía claro como materializarlo, solo sabía que se iba a incorporar en Diáspora LAB de Radio Africa, nuestro laboratorio nómada y experimental de investigación de las diásporas, y que necesitábamos abordar con cierto rigor y tranquilidad la relación de España con su negritud, su negrura o negredad. No tener una terminología adecuada para nombrar las existencias y el cuerpo de conocimiento negro era un síntoma claro del vacío al que nos enfrentamos. Para empezar, los departamentos universitarios de Estudios Negros o de la diáspora son inexistentes, es cierto que algunas universidades cuentan con grupos de Estudios Africanos, pero su visión africanista es parcial, inconexa e ignora aspectos esenciales de las diásporas negras.
Hoy ya sabemos que “España Negra” no es una investigación académica, es un espacio de reflexión, de ensayo, un laboratorio para pensar la experiencia negra en la Península Ibérica y el Atlántico Negro. Es un proyecto de producción de conocimiento cuyo objetivo es sentar las bases de un fondo cultural común sobre la existencia negra situada en España, desde los inicios de la trata Trasatlántica hasta nuestros días.
3. Negociar el pasado y la condición negra
Nuestro acercamiento al pasado se inspira en la atemporalidad circular y en la teoría poscolonial. Tal como afirma Françoise Vergès, en su libro de conversaciones con Aimé Césaire, Negro Soy. Negro me quedo (2017): “[…] El poscolonialismo no indica el después de la independencia nacional, sino que implica una deconstrucción de la lectura de la historia, haciendo, por ejemplo, de la esclavitud no solo un periodo determinado, sino una estructura de organización de las relaciones humanas que declina a la vez en las relaciones sociales, en el imaginario y en las conexiones con la tierra, el trabajo, el tiempo y la existencia”.
De esta manera, el pasado y presente siempre están en conversación, interpelando a los hechos, eventos y personajes conocidos como por aquellos que han quedado ignorados, ocultos o borrados. En ese colapso temporal, no concebimos la negritud como un proyecto identitario, sino como un proyecto político e histórico que sitúa la experiencia negra en el centro y se interesa por las personas negras, su representación, su legado en la narrativa visual, escrita y sonora, además de sus agencias y resistencias. Así, en España Negra, “las personas negras” dejan de ser el objeto de estudio y pasan a ser un sujeto humanizado.
Pero no podíamos iniciar la investigación sin pensar en el sentido del término “negro”, expresión que Senghor, Césaire y Damas, rehabilitan durante el periodo de entreguerras, el más álgido del racismo imperial. En ese tiempo una serie de intelectuales negros formula una pregunta, que he de confesar que hoy en día todavía me asalta: ¿Quiénes somos en este mundo blanco? A lo que Césaire contesta: “Negros somos” Para él, “negro”, remite no a una realidad biológica o a un color de piel, sino a una de las fórmulas históricas de una condición impuesta al hombre.
Por otro lado, Ntone Edjabe, fundador de la revista panafricana, Chimurenga, afirma que la negritud no es lo que somos; es lo estamos intentando ser… es el devenir. Es un proyecto político e histórico, no es una identidad. Y dice, “cuando los haitianos ponen en marcha su revolución en el siglo XVIII y declaran que están formando la primera república negra, no están anunciando que es un territorio solo para personas de piel oscura, porque ahí también había personas blancas y mixtas. Declaran un país negro. En este sentido desafían la noción misma de lo que puede llegar a ser una nación-estado. Por eso, cuando le pones negro a algo, a lo que sea, lo estás desafiando desde el interior mismo de lo que es. Cuando ellos deciden que están creando el Estado negro, ponen en cuestión la misma noción de Estado”.
En ese sentido, España Negra, desafía e impugna la misma idea de homogeneidad del Estado español; provoca, a la vez que profundiza en las existencias negras, en su objetualización y condición infrahumana, en su marginalización constante, a la vez que ahonda en sus resiliencias. Pero también acepta la heterogeneidad y las jerarquías internas de la negritud evitando así caer en el estereotipo racista que homogeneiza y borra las particularidades. Es decir, reclama la aceptación y las implicaciones de una negritud plural, que tiene diversos orígenes geográficos y trayectorias históricas.
4. Investigar y archivar para superar la depresión
Por lo tanto, ¿se puede desactivar el sentimiento anti-negro a través de una investigación? Tal vez sea algo utópico pensar que pueda ser efectivo, pero la investigación es una opción muy importante que permite analizar y entender al sujeto negro y construir esas narrativas sobre la negritud en territorio español, cuestionando y fracturando el imaginario perturbador y provocativo que ha ocasionado consternación real en muchas vidas.
Partimos de la tesis que los conocimientos y saberes en torno a la experiencia negra son retazos desperdigados en el ámbito doméstico, el mundo académico, en los estudios africanos y africanistas, en los archivos, las artes, en los museos, en la música, en el activismo o, principalmente, en la historiografía, la antropología o el estudio de las migraciones. Pero también en los acervos de las culturas populares: la radio, las revistas y la televisión. Esta dispersión ha generado visiones inconexas y parciales, a menudo han enterrado microhistorias en relación con la presencia, las trayectorias y las contribuciones de las personas africanas y afrodescendientes. En palabras de la historiadora Olivette Otele, “los conocimientos marginados han encontrado maneras, ya sea a través de la música, la danza, la comida, las artes o los deportes, de impregnar las sociedades en las que viven o han vivido”. De ese conocimiento existe un gran silencio, y este es un verdadero obstáculo para comprender las vidas negras.
Entendemos que la unión de los retazos vinculados a la población negra además de repararnos a nosotras mismas configurará un archivo de manera paulatina y paralela a la investigación, un repositorio de libros, películas, discos, materiales de archivo visuales y digitales, publicaciones, y objetos. Un espacio conceptual y físico en el que se conserven los recuerdos y se reescribe la historia.
5. Aceptar y transformar el destino trágico del negro
Actualmente estamos llevando a cabo investigaciones con el museo ARTIUM en el País Vasco, el CCCB en Cataluña, el IVAM en Valencia y alrededores, y el MNCARS en Madrid, territorios que cuentan con el equipo de investigadoras negras, atravesadas por su experiencia consciente. El grupo colabora con las comunidades negras para fomentar un repositorio de historias y funciona como un espacio autónomo construido con una causa común: la búsqueda de un terreno de libertad donde no hay reglas establecidas ni un marco rígido, ya que el camino se va construyendo orgánicamente según las necesidades del proyecto.
En consecuencia, la plataforma busca cierta opacidad como una forma de resistencia y como una aceptación que aclara los aspectos de uno mismo que son difíciles de captar. Este modus operandi se inspira en la idea de opacidad que Édouard Glissant desarrolla en Poética de la relación (1990) donde insiste que debemos “clamar por el derecho a la opacidad para todos” porque no todo necesita ser explicado, sino que puede ser descubierto a través del acto de escucha, y a través de la indagación posterior. En este sentido, el proyecto sigue siendo intuitivo y fluido, sin ser excesivamente prescriptivo. No quiere limitar el pensamiento y el sentimiento y, de este modo, se abre a las memorias e imaginarios colectivos.
La finalidad última del proyecto es dialogar con la alteridad negra, hacer circular el conocimiento y operar en las zonas fronterizas entre lo informal, formal, lo lícito, ilícito, lo caótico, ordenado. Asimismo, al desenterrar y aglutinar elementos de la historia y memoria de la negritud, contaremos viejas historias bajo nuevos prismas, deconstruiremos los relatos para colocarlos en el orden y contexto que les corresponde, redefiniremos estructuras y relaciones humanas distorsionadas por las desigualdades de poder, y propondremos narrativas que contribuirán a desactivar los imaginarios dominantes en la actualidad.
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Tania Safura Adam (Maputo, 1979) | Investigadora social. Fundadora y editora de Radio Africa Magazine. Autora de “Voces Negras: Una historia oral de las músicas populares africanas”. Alter ego musical: Safura @taniasafuraadam
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