Radio Africa – Barcelona | Al igual que pasa con los libros, la música o las películas, hay revistas que marcan una época y la definen si son los suficientemente valientes como para hacer algo diferente. En la Sudáfrica del Apartheid, que no se caracterizaba precisamente por su ambiente de libertad, surgieron artistas y activistas que expresaban su desacuerdo con el sistema establecido pero fue la revista DRUM la encargada de narrar la vida más underground y estilosa de las comunidades negras en los township: moda, música, sexo, diversión y también dramas, crímenes, sucesos ocultos y todo aquello que mostraba la vida urbana negra más allá del Apartheid.
Creada en 1951 con el nombre de “African Drum”, en un principio mostraba una idea paternalista y tribal de África y no funcionó. Pero poco a poco su estilo evolucionó y se convirtió en la primera revista de lifestyle negro al retratar la vibrante e intensa vida de los townships. Los años 50 en Sudáfria fueron una época de esperanzas en el cambio, una especie de libertad y optimismo entre las comunidades negras: llegada del jazz, adopción de la cultura negra americana al estilo gánster (conocidos en Sudáfrica como tsotsis), la introducción del alcohol de forma ilegal… Una forma de vida dura, naif, urbana y hedonista del cambio que estaba ahí presente y que DRUM pudo retratar aunque no durara demasiado tiempo. Además fue una de las primeras revistas en fomentar los reportajes de investigación y los textos de ficción periodística. También dio a conocer la figura del reportero estrella con personajes como Henry Nxumalo, Can Themba o Nat Nakasa; grandes periodistas, un poco canallas y vividores que eran conocidos como los “DRUM boys”.
Uno de los puntos más innovadores y diferentes de DRUM fue la estética que incluso hoy en día sorprende por su gran estilo y elegancia. Su director artístico y fotógrafo fue Jürgen Schadeberg que en 1950 llegó a Sudáfrica huyendo de Berlín y se especializó en fotografiar la vida cotidiana de la gente negra. Se trataba de una fotografía y una estética muy imaginativa y rompedora que atraía y atrae la mirada como un imán. Las fotos y los textos mostraban la colorida vida de Sophia town, uno de los suburbios negros más emblemáticos de Johannesburgo: un lugar de excesos y violencia pero también el epicentro de la creatividad y la rebelión durante los años 50 y 60 del Apartheid.
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