Reflexiones sobre el continente, las identidades y las danzas en España a través de las danzas urbanas del África del sur del Sahara.
Cada vez más medios de comunicación, en lengua castellana, intentan desmontar el imaginario sobre el continente africano que el mundo de las artes escénicas, plásticas, audiovisuales o literarias se han acupado de crear y reproducir. Prejuicios y estereotipos que, con sarcasmo, enumeraba y desarrollaba ya en el 2006 Binyavanga Wainaina en su célebre artículo How to Write about Africa, en el que ponía en el centro el absurdo de continuar reproduciendo creencias sobre el continente basadas en la miseria, la ancestralidad permanente, el exotismo, la barbárie, el folklore, la ignorancia y la pureza de sus habitantes. Ideas que se alejan de la realidad existente en una gran mayoría ciudades africanas.
Y es en las ciudades –el lugar en el que más población se agrupa y convive–, dónde nacen movimientos artísticos que se desvían de ese imaginario eurocentrista y rompen moldes: descomponen la idea de ancestralidad y homogeneidad dentro de un continente con territorios caracterizados por diversas confluencias de pueblos, de lenguas y de tradiciones artísticas precoloniales, coloniales y postcoloniales.
Uno de los campos de sublevación es el de las danzas urbanas. Estas nos cuentan, en las expresiones, el contexto post-colonial de donde proceden; a través de los movimientos, las yuxtaposiciones artísticas de la historia; y mediante la intensidad nos narran los modus vivendi de los pueblos. Entenderlas requiere a menudo de estudios antropológicos y sociológicos decoloniales. No obstante, lo que reciben es un trato desde una óptica capitalista: una perspectiva que se basa en vender y reproducir el exotismo africano. Una vez más opera esa idea de danza “afro”, haciéndola lo suficientemente llamativa y exótica como para poder seguir marcando en espectáculos líneas de color en los rostros de quienes bailan y actúan, o atando a la cintura paños de telas de combinaciones de colores vistosos. Como decía Binyavanga Wainaina, “Asegúrate de mostrar cómo los africanos llevan la música y el ritmo en lo más profundo de sus almas, y que comen cosas que el resto de humanos no comen.” E ineludiblemente es en países europeos, así como en Estados Unidos y Canadá donde más -aunque no sólo- sucede este tipo de relaciones de poder entre el norte y el sur, esta vez, a través de las artes, concretamente la danza.
El hip hop es un caso paradigmático, una danza urbana tradicionalmente surgida de una comunidad negra donde existe un imaginario caricaturesco de performar la negritud. En ella, los bailarines no están al margen de esta representación, puesto que también les ha influido en su identidad, sean profesionales o amateurs, películas como Step Up o Save The Last Dance. Sin embargo, dentro de lo cotidiano también encontramos grandes escuelas con conocidos canales virtuales como Millenium Dance Complex desde Estados Unidos, así como otras artistas reconocidas mundialmente, que acaban por marcar los gustos estéticos dentro de las danzas urbanas, los modelos de organización de (macro)eventos, el trato en los programas de televisión centrados en el espectáculo, e incluso, hacen de las mezclas de estilos de baile una marca registrada para comercializar. Y en lo que se refiere a los profesionales de éxito en los afrobeatz, los más reconocidos son aquellos que consiguen trabajar para famosos artistas estadounidenses o ser representados por grandes marcas.
A modo de conclusión: las danzas urbanas acaban por valorarse desde una mirada puesta en el éxito capitalista soñado, mientras se siguen caricaturizando los contextos de origen.
Ku’dancin Afrobeatz
Es por ello que desde G’riot, a través del proyecto socioartístico y educativo Ku’dancin Afrobeatz, reivindicamos un trabajo holístico, escrupuloso y concienzudo sobre las danzas urbanas de países del África del sur del Sahara. Éste nace, crece y continúa a día de hoy debido a la brecha existente en España acerca del reconocimiento de los Afrobeatz como movimientos distintos, de orígenes e influencias dispares. Nos parece urgente la descapitalización de los referentes en las artes escénicas, ya que hacerlo, puede aportar innovación y movimiento a un país que parece estancado culturalmente y poco volcado en sus artistas. Asimismo, para vislumbrar un nuevo presente de las artes en España y, recuperando el planteamiento de Ngugi wa Thiong’o (1993), vemos que es necesario desplazar el centro y que las referencias culturales, antes periféricas y marginales, hagan su aparición en el centro. Es decir, deshacerse de ese imaginario que construye el usar “la danza afro” e influye inevitablemente en nuestra mirada hacia la negritud española o en la negación de su existencia. Lo cual conlleva, además, a tener una imagen reduccionista de los cuerpos negros, igualándolos entre ellos como una alteridad al modelo euroblanco.
Desde el colectivo consideramos que quienes promueven las danzas urbanas como el Kuduro, el Coupé Décalé o el Azonto, proponen un contradiscurso en el que, tanto desde el continente como desde las diásporas, alzan la voz definiéndose y contando sus propias historias. A veces, incluso, adueñándose de discursos racistas a través de movimientos, parodiándolos y reduciéndolos a la categoría del absurdo. En el Kuduro encontramos el caso de algunos pasos con los que se caricaturiza la imagen que constantemente se repite en los medios de comunicación, aquella que identifica a las poblaciones africanas con pobreza y miseria.
Bailarines y artistas de la diáspora, a menudo usan el lenguaje corporal para la creación de vías de supervivencia como migrantes o como hijos de migrantes, para así hacer frente a un escenario de problemáticas y temas actuales que nos y les mueven a diario. De hecho, es ese el contexto que motiva a la diáspora marfileña residente en París a la creación del Coupé Décalé, recuperando códigos congoleños como la sapologie y marfileños como el travaillement, afirmando su existencia a través de su belleza y elegancia.
Así, es evidente que necesitamos de una ficción que nos enmarque, dónde apoyarnos para crear un concepto de identidad completa. En España, nos agarramos a referentes como Angela Davis, bell hooks, Audre Lorde u otros personajes importantes del contexto norteamericano para embarcarnos en la lucha antirracista; sin embargo, quedarnos ahí puede perjudicar a nuestra construcción identitaria, perdiendo nuestras especificidades locales, matices y diversidad que existe en el territorio. Así que ¿con qué narrativas decidimos identificarnos?
Si las construimos de forma empática y liberadora, podremos hablar de una sola identidad marcada por diferentes pertenencias que no tienen porqué ser excluyentes una de otra. Nuestras pertenencias son diversas y moldeables, en ningún caso estáticas e impenetrables. ¿Pueden las danzas urbanas africanas aportarnos otras posibilidades que den luz a nuevas formas identitarias?
Desde esta joven propuesta que toma la forma de talleres y espectáculos, contribuimos a educar y sensibilizar, mediante lenguajes artísticos, alrededor de los estigmas reduccionistas y simplistas de los que Binyavanga Wainaina se quejaba en el mundo literario y que desde hace unos años también reivindicamos desde el mundo de las danzas urbanas en España. Trabajando desde ellas, nacidas a partir de movimientos creados y alimentados por población de las capitales africanas así como por sus diásporas en Europa o América, será posible comprender y digerir con nuestros propios cuerpos la riqueza que aportan corrientes artísticas en circulación constante.
Fotografías: María Acher
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Ku’dancin Afrobeatz está compuesto por Inès Vooduness y Lídia Martos
Bailarina profesional y estudiante de género (UAB). Nacida y residente en Barcelona, con un largo recorrido como bailarina en distintos estilos y técnicas, desde el ballet hasta el flamenco; durante los últimos años se ha especializado en danzas afrodescendientes como el Dancehall, el Kuduro y el Coupé Décalé. Es co-creadora de G’riot y promotora del proyecto Ku’dancin Afrobeatz. Ha participado como columnista en revistas virtuales como Afroféminas y Radio Africa Magazine. En 2018 se convierte en coreógrafa y bailarina de su pieza en solitario “Voz” programada en grandes eventos como el África Moment 2018 y el Festival Hop 2018 de Barcelona.
Educadora Social (UB), bailarina y escritora especializada en Sociedades Africanas y Mundialización (CEA-UPF). Con una trayectoria en proyectos socioeducativos en el medio abierto, EpD, interculturalidad y género en distintos países, se interesa por las prácticas artísticas como herramientas de transformación social. Eso la lleva a crear en 2014 el proyecto Ku’dancin Afrobeatz y a co-fundar G’riot en 2017. Además, ha escrito para medios como Wiriko, es comisaria del Cicle de Cinema Africà i Dona (CCAD) 2019 y coautora de la Antología “Larabanga: Stories from the Savannah” publicada por el Center of Creative Writing Ama Ata Aidoo.
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