La novela Cuando los montes caminen (Roca Editorial, 2021) de Youssef El Maimouni, cuenta por primera vez episodios de la Guerra Civil desde la perspectiva de un joven marroquí alistado en el bando sublevado. “El grupo de lectura Maimún se ha ido con Franco ahora que el naranjo está en flor”* propone recorrer a lo largo de cuatro sesiones acompañados de Laura Casielles (poeta y periodista), Ibrahim Ibnou Goush (actor), Marta Echaves (investigadora y escritora) y el autor, Youssef El Maimouni (escritor y educador social), un contexto histórico y político más amplio. Cada una ha sido invitada a interpretar el relato mediante el prisma de su área de trabajo, proponiendo dinámicas de lectura, líneas de fuga y otros contenidos que ayuden a situar el libro y a hacer florecer la genealogía del imaginario racista sobre el “moro invasor” y sus repercusiones sociales actuales, las potencialidades de la ficción histórica, los fantasmas de la identidad española así como otros acontecimientos coloniales silenciados como la Guerra del Rif.
SINOPSIS
Cercanías de Tetuán, verano de 1936. Yusuf, con quince años, vive en su aduar la sequía y hambruna bajo la colonización española. Cuando un primo le anima a alistarse en las tropas moras de Franco, con la promesa de que a quienes luchen por rescatar a España de los ateos y comunistas les darán buenas pagas y tierras cuando termine la guerra, lo ve como oportunidad para formar un hogar con Asma, su cuñada viuda.
Se alista y empieza una aventura: por primera vez viaja en un vehículo a motor, calza botas, ve el mar… Pero pronto descubre que el ejército sublevado desprecia y maltrata a los moros. Cuando entra en batalla no encuentra al enemigo que esperaba sino a civiles mal armados, peor comidos y vestidos, a los que acaban por masacrar y a saquear cuando defienden sus pueblos. El joven Yusuf va recorriendo España viendo los espantosos sucesos en Badajoz, Toledo y muchas ciudades más, y se da cuenta que en el fondo es guerra es de ricos contra pobres, y que nunca ganará el dinero prometido. Prueba de ello es que una vez proclamada la victoria de Franco, los moros se ven retenidos para la reconstrucción del país, y realizan trabajos forzados junto a los presos republicanos.
Cuando los montes caminen es una desgarradora novela histórica narrada en primera persona y desde un punto de vista que rara vez se ha narrado; unos ojos extraños que contemplan una pesadilla sin batallas heroicas y en un tono lírico para expresar sus sentimientos, sus deseos y al mismo tiempo para narrar los episodios más atroces perpetrados durante la Guerra Civil Española.
FRAGMENTO
El follón de la ciudad llegaba hasta la dársena. Sonidos extraños, sorprendentes, familiares. La ciudad la había conocido en un par de ocasiones años atrás, y el jaleo y alboroto desordenado resultaba totalmente reconocible. Motos francesas atronadoras, vendedores de sardinas dejándose la voz, desharrapados pidiendo limosna, holgazanes avispados y otras comprensibles escenas propias de los tiempos que corrían: viudas preguntando por sus maridos desaparecidos o al acecho de nuevos, niños huérfanos ofreciéndose como hijos, sobrinos o nietos, vendedores de prensa anunciando las últimas noticias de la gran guerra europea. De nuevo en casa. De nuevo rehuyendo la mirada.
La flota atracaba en el puerto cargada de hombres que regresábamos después de una larga ausencia. La mayoría no habíamos gozado de permiso alguno durante la guerra ni en el posterior periodo que permanecimos retenidos. En esos meses de propina no se nos permitió comunicación alguna con nuestros seres queridos, y el único contacto que mantuvimos con los de casa fue a través de terceras personas, si es que se produjo. Por ellos, todos tenían prisa por llegar a sus aduares y regresar ante sus parientes y vecinos, rebozarse en abrazos y comer hasta reventar.
La guerra había finalizado un año atrás, pero los hombres que flotábamos encima del mar sufrimos el castigo de los desterrados, de los que no hicieron amistades entre los altos mandos. Por supuestas faltas de indisciplina acumuladas durante la larga travesía, se nos premió con unas semanas que acabaron siendo largos y esclavizados meses. Un tiempo más en el país vecino construyendo todo aquello que poco antes ordenaron destruir.
Mezclados con prisioneros, fugados apresados antes de cruzar la frontera y toda clase de desafortunados, pusimos en pie puentes, túneles, iglesias, orfanatos. Reactivamos las minas de carbón y el trajín en los puertos, volvimos a conectar carreteras cortadas, barrimos los despojos y dimos una capa de pintura para que cualquiera que pisase por primera vez aquellos lugares no dispusiera del mínimo indicio de que aquel país emergía de una guerra atroz.
De todos modos, por mucho esmero que pusieran en ocultar un pasado convulso y destructivo, no se conseguiría tan fácilmente borrar de las mentes la historia de un país desquiciado, donde en la misma calle habitaban vencidos y vencedores, víctimas y verdugos. Además, la guerra, o la resistencia, continuaba con unos cuantos hombres escondidos en las montañas y en los bosques, mal armados, poco alimentados y peor vestidos, pero con la vaga y encasquillada esperanza de volver a remprender una revolución que enterrase al caudillo en los escombros del olvido.
También hubo otros pocos que disfrutaron de mejores condiciones convirtiéndose en la guardia personal del Generalísimo. Mucho después supe que Ben Mizzian barajó la posibilidad de que yo formase parte de aquel grupo selecto. Finalmente optó por enviarme a trabajar con un pico y una pala en vez de agraciarme con largas y lustrosas capas blancas y cómodas monturas de caballos sementales que fascinaban a los niños, y al niño que habitaba dentro del pequeño dictador.
—¿Qué te ocurre, Yusuf? ¿Por qué no estás contento? —insistía Hamid, que no veía el momento de poner en marcha los pies y corretear hacia las áridas montañas del Rif.
SESIONES
Lunes 25 de abril
18:30 -20:30h
Centro de residencias artísticas, Matadero Madrid (Nave 16)
Con Laura Casielles, poeta y periodista
Martes 3 de mayo
18:30 -20:30h
Monumento al Cabo Noval, Plaza de Oriente
Con Ibrahim Ibnou Goush, actor
Martes 17 de mayo
18:30 -20:30h
Taberna del Mozárabe
Con Marta Echavez, investigadora y escritora
Viernes 27 de mayo
17:30 -19:30h
Casa Árabe
Con Youssef El Maimouni, autor y educador social
* Adrian Schindler es el curador del grupo de lectura “Maimún se ha ido con Franco ahora que el naranjo está en flor”. Su práctica artística trata el vínculo entre acontecimientos históricos, producción cultural e ideología de estado, haciendo hincapié en sus efectos sobre las subjetividades. A menudo colaborativa, toma la forma de performances, películas, instalaciones y encuentros públicos.
Youssef El Maimouni es director de un centro educativo para jóvenes en Barcelona donde promueve los valores de la educación no formal y conciencia a las nuevas generaciones de su carácter transcultural. Es autor de Cuando los montes caminen, la primera novela de la guerra civil desde el punto de vista de un marroquí, y que inicia la Trilogía de la discriminación, con la que pretende abordar parte de los conflictos invisibilizados de las delicadas relaciones entre España y Marruecos.
Organiza el Matadero de Madrid en colaboración con Casa Árabe.
***
LogIn