Emilio Iglesias - RelatosPulp

Este artículo nos acerca a algunos escritores de ciencia-ficción africanos y a la realidad solapada por la diferencia de clases que imperaba en los Estados Unidos antes de la Segunda Guerra Mundial, donde difícilmente podía verse a un autor negro más allá de un local de jazz. Sin embargo, aunque pocos, sí que hubo algunos ‘black writers’ que a lo largo de la Era Dorada Pulp dejaron su impronta y su particular forma de hacer ciencia ficción en una sociedad reacia a esta posibilidad, por lo que no sería extraño que muchos de estos autores escribiesen desde el anonimato, ocultos tras alguno de los muchos seudónimos que hasta la fecha nunca fue posible identificar.

En la exposición de Jess Nevins, tenemos una pequeña relación de los autores afroamericanos más importantes en los Estados Unidos durante la Era Dorada Pulp, especialmente en lo que él denomina Black Speculative Fiction, etiqueta que tiene su propia entrada en la wikipedia. Asimismo, tampoco deja de lado aquellos otros autores, propiamente africanos, y que sin salir de sus países de origen, fueron ampliamente divulgados dentro del fenómeno que supuso la literatura pulp en el país americano. Son obras de referencia que en su momento se tradujeron al inglés, y que bien podrían haber sido publicadas en periódicos especializados para la comunidad afroamericana, como fueron el The Colored American.

Jess Nevins divide el artículo en dos periodos de tiempo. El primero hace referencia al siglo XIX, pionero dentro de lo que antes apuntábamos como «Black Speculative Fiction», donde las obras tenían más de crítica social, que de ficción pura y dura a efectos de entretenimiento. Las obras que se citan en este periodo son escritas en su mayoría por activistas que luchan por erradicar la diferencia de clases, y es por esto que la cuestión racial es una constante ineludible. Sin embargo, el siguiente periodo, que se extiende desde los primeros años del siglo XX, coincidiendo así con la Era Dorada Pulp, hasta el ocaso de la misma, en los años cuarenta, muestra unas diferencias notables en cuanto a la utilización de elementos típicamente pulp, como son tramas más o menos disparatadas, utilización de dispositivos de alta tecnología, o búsqueda de civilizaciones perdidas. La cuestión racial continúa presente, pero este tipo de obras están más enfocadas al entretenimiento que las del siglo anterior. Aunque para encontrar verdaderos pulps, ajenos a cuestiones sociales o políticas, tendríamos que mirar a la ficción escrita por aquellos otros autores residentes en países africanos. Recordemos que los pulp, en sus orígenes, y a excepción del uso que se les dio como folletines propagandísticos en los diferentes regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo XX, era única y exclusivamente el entretenimiento y el  sensacionalismo. Los pulps no eran lo suficientemente serios, profundos o reflexivos, como para dar cabida a historias de corte reivindicativo. Por lo que este tipo de obras, aunque coetáneas al movimiento pulp, y ciertamente de ficción, probablemente deberían responder a otro tipo de etiquetas, como sería el caso de Black Speculative Fiction.

 

El Siglo XIX

La ciencia ficción especulativa, a raíz de trabajos como los de Mary Shelley o Julio Verne, fue ampliamente acunada durante el siglo XIX, donde cabría destacar un amplio abanico de obras que bien podrían ir desde la historia futurista de Jane Ellis “A Vision of Our Country in the Year Nineteen Hundred (1851)”, hasta los cuentos del escritor irlandés Fitz-James O’Brien, como es el caso de “The Diamond Lens (1859)”, sin embargo, si por algo se puede caracterizar este siglo desde el punto de vista que estamos tratando, es que fue entre los años 1859 y 1862 cuando se publicó la primera novela de un autor afroamericano en los Estados Unidos. Hablamos de Martin Delany, y su novela, que se publicó de forma serializada en la revista Anglo-American Magazine, llevaba por título “Blake, or the Huts of America”. Novela que escribió en reacción a la conocida “La Cabaña del Tío Tom (1852)”, de la escritora Harriet Beecher Stowe, sustituyendo a “El Tío Tom”, por su héroe revolucionario Henry Blake, llamado a encabezar un movimiento de revolución contra la esclavitud, creando los liberados un estado propio en Cuba. Una novela de historia alternativa que no se conserva en su totalidad. Para su publicación Martin Delany contó con la ayuda del autor Frederick Douglass, uno de los líderes de la comunidad negra más importantes del momento.

 

 

Charles W. Chesnutt (1858-1932) fue un autor afroamericano que debido a su ascendencia europea por parte de padre, físicamente bien podría ocultar sus orígenes. Gracias a una posición social privilegiada tuvo acceso a una educación que le permitió ejercer como abogado, escritor, y activista en contra de la segregación racial. Entre sus obras destacan las historias de magia y hechicería, relatos entorno a un personaje ficticio: Uncle Julius, donde la trama siempre gira entorno a la temática racial. El primero de estos relatos se publicó en la revista Atlantic Monthly (1887), y llevaba por título “The Goophered Grapevine”. También cabe destacar su colección de relatos “The Conjure Woman (1899)”, considerada como la primera antología escrita por una persona de color.

Frances E.W. Harper (1825-1911), más conocida como “Bronze Muse”, fue la primera escritora negra de ficción de los Estados Unidos. A lo largo de su carrera a favor del abolicionismo, escribió obras tan populares como Lola Leroy (1892), una utopía de corte feminista que ahonda en la problemática de las cuestiones raciales.

Sutton Griggs (1872-1933) fue otro autor afroamericano a tener en cuenta en este siglo. Su novela más conocida, e igualmente comprometida con la causa racial, fue Imperium in Imperio (1899), en respuesta a la obra utópica Looking Backward (1888), del autor Edward Bellamy, con la que no estaba de acuerdo. Con esta obra, Sutton establece un estado independiente afroamericano dentro de los Estados Unidos. Un imperio dentro de otro.

 

Siglo XX. 1900 – 1945

Pauline Hopkins (1859-1930) fue una de las escritoras afroamericanas más prolíficas a principios del siglo XX. Una de sus novelas, que no la mejor, fue “Of One Blood”, serializada en la revista The Colored American (1902-1903). Esta revista fue una de las más importantes de su época, especialmente dirigida a la comunidad negra. La novela en cuestión, menos incisiva con las problemáticas raciales en comparación con las obras del siglo anterior, y sin dejar de lado dichas cuestiones, introduce los típicos elementos pulp como son la búsqueda de tesoros y civilizaciones perdidas. Por algunos elementos que se desarrollan en la trama, acerca de una estudiante de medicina, Reuel Briggs, quien viaja a Etiopía para participar en una expedición arqueológica y termina encontrándose a sí misma, y sus raíces. Se llegó a establecer ciertas conexiones con el Fausto de Goethe. También, hubo quien la interpretó como una versión de Las Minas de Solomon (1885), obra del autor H. Rider Haggard, invirtiendo los papeles raciales.

Edward A. Johnson (1860-1944), profesor y abogado, se convirtió en el año 1917 en el primer afroamericano electo en la Asamblea de Nueva York. Entre sus obras destacan “Light Ahead for the Negro (1904)”, donde nos cuenta el viaje al futuro, año 2006, de su protagonista, descubriendo una utopía similar a la que nos había presentado la autora Harper con su “Lola Leroy”, pero mucho más factible y menos radical en todos los sentidos.

La Era Dorada Pulp no se ciñó en exclusiva a los Estados Unidos, tal y como ya hemos visto en otras ocasiones, si no que se extendió por todos los continentes. Sobresale un seudónimo llamado Night-Hawk, que no se sabe a quién perteneció, bajo cuya firma se escribieron auténticas historias de puro pulp acerca de un personaje llamado Pfalzer, un alemán que utiliza todo tipo de artilugios de alta tecnología para vengarse de los enemigos de su patria, tras haber perdido la Primera Guerra Mundial. Lo curioso de estas aventuras pulp, que para nada  tocaban temáticas raciales, es que aparecieron por primera vez en el periódico Uganda Herald.

W.E.B. Dubois (1868-1963), sociólogo, historiador, activista por los derechos civiles, panafricanista, autor y editor; entre cuyas obras destaca una bastante controvertida: “The Comet”, un relato publicado en la antología del autor “Darkwater: Voices from Within the Veil (1920)”. “The Comet” nos cuenta la historia de la destrucción de Nueva York a causa del impacto de un cometa, sobreviviendo únicamente hombres negros y mujeres blancas. Una temática de mestizaje en una sociedad post apocalíptica, que no sentó del todo bien, a pesar de ser publicada en los felices años 20.

Thomas Mofolo (1876-1948) fue uno de los autores más importantes de Basotho (Sudáfrica), y la mayor parte de sus obras fueron escritas en el idioma “sesotho”. La más popular de todas, “Chaka, (1925)” fue traducida al inglés y otros idiomas. Esta novela describe la vida de Shaka Zulu (1787-1828), el mayor rey Zulú de la historia, que atendía al sobrenombre de “Black Napoleon”. La narración de Mofolo acerca de la ascensión y caída de este Rey Zulú, se mueve entre la realidad y la fantasía, al introducir elementos mágicos, como es la venta de su alma a un brujo para conseguir más poder. Un estilo particular de fantasía que también podemos encontrar en otros autores como el escritor nigeriano Amos Tutuola, y su obra “The Palm-Wine Drinkard (1952)”.

 

 

George Schuyler (1895-1977), periodista y escritor afroamericano de línea conservadora, apodado “Black Mencken.” Escribió bastantes relatos de ciencia ficción especulativa, no sin olvidar las temáticas raciales. Algunos de estos relatos pulp son: Black No More (1931), sobre una máquina que puede convertir en blancos a los negros; “Golden Gods” (1933-1934), acerca de una mujer afroamericana que descubre una ciudad oculta de alta tecnología habitada por los suyos; “Strange Valley” (1934), donde un estudiante afroamericano viaje a un valle inhóspito para conspirar con sus colaboradores la liberación de su raza; “The Beast of Bradhurst Avenue” (1934), acerca de un extraño asesinato que tiene detrás a un científico alemán chiflado que trata de trasplantar el cerebro de una mujer afroamericana a un perro; “The Ethiopian Murder Mystery,” sobre un agente secreto del servicio de Inteligencia Etíope que adquiere un rayo de la muerte para defenderse de los italianos que quieren invadir su país; y “The Black Internationale” (1936-1937) y “Black Empire” (1937-1938), donde se relatan los hechos de una asociación conspirativa de profesionales negros dedicados a expulsar blancos del continente africano, logrando finalmente su objetivo.

Otro autor que se ha hecho un hueco en la historia es el camerunés Jean-Louis Njemba Medou, por ser el primero de su país en escribir una novela. Hablamos del año 1932, y el título de la misma es Nnanga Kôn, traducida al inglés como “phantom albinos” o “white ghosts” (fantasmas albinos; fantasmas blancos). En esta novela dos amigos, Eyene Ndongo y Asomo Ngono, ambos de la tribu Bulu / Pahuin, relatan en clave de ficción el terrible impacto que tiene en su pueblo la llegada del hombre blanco, quien hace uso de infernales adelantos tecnológicos. Las aventuras de Ndongo y Ngono siguen siendo muy populares hoy en día, formando parte ya de los cuentos tradicionales.

 

 

En 1934 el escritor nigeriano Muhammadu Bello Kagara (1890-1971), de la etnia Hausa, escribió la novela titulada Ganďoki (1934). En el siglo XIX Gandoki era un joven bizarro de la región Kontagora (Hausa), al norte de Nigeria, quien se enfrenta a la llegada de los soldados británicos y las normas de su imperio. Gandoki lucha contra los soldados, y cuando el gobernador de Kano le ordena a los Hausa rendirse, Gandoki se opone, y él, junto a su hijo Garba Gagare, en las colinas de Bima Hill, dirimen la última batalla contra el ejército británico. Sin embargo, caen en un profundo sueño, y cuando despiertan se encuentran en un mundo alternativo donde conocen al Jinn (genio en la literatura árabe), y otras criaturas mitológicas. Gandoki y su hijo librarán numerosas batallas en este mundo de fantasía, mientras tratan de convertir al islam a su población. Finalmente, regresan a casa, o eso parece.

 

 

Ese mismo año, otro escritor nigeriano llamado Abubakar Imam, escribió la novela Ruwan Bagaja. La trama de la misma se sitúa en tiempos pretéritos, donde el protagonista Alhaji Imam, un joven arrogante y pretencioso de Kwantagora (Hausa), debe enfrentarse a una tragedia familiar. Su padre es asesinado por el hijastro Sakimu, y por si esto fuese poco, su padre adoptivo es humillado en la corte por el rey. Para vengar la muerte de su padre, y limpiar el nombre de su padre adoptivo, Alhaji emprende un viaje en busca del ruwan bagaja (water of cure; agua milagrosa). Singladura que le lleva hasta la mismísima India, tratando por el camino con todo tipo de criaturas mágicas, y un sinfín de dificultades. Finalmente encuentra lo que busca, y gracias a la intervención de un Jinn, regresa a casa, para matar a Sakimu, y limpiar el nombre de su padre adoptivo.

Seis años más tarde, en 1940, el mismo Abubakar escribió otra popular novela de ficción titulada Magana Jari Ce, acerca de un loro, llamado Aku. Este loro tiene cualidades especiales y una extraordinaria inteligencia. El Rey le encarga la misión de entretener a un joven muchacho de Hausa, para que no acuda a la batalla que se está librando, y Aku lo consigue contándole historias que lo mantienen entretenido. A su regreso, el Rey satisfecho por el trabajo de Aku, lo nombra su nuevo visir. Más tarde, la trama de la novela avanza con una serie de cuentacuentos, donde el loro Aku compite con el loro Hazik.

En 1941 el escritor togolés Felix Couchoro (1900-1968), escribió Amour de Féticheuse. Esta obra, dentro de una línea similar a la anteriormente citada Chaka, es un claro ejemplo de literatura de puro entretenimiento donde las claves que maneja, aventuras, romanticismo y fantasía, tenían una grandísima aceptación en el mercado de la literatura africana. Esta novela en concreto trataba acerca de los avatares de una princesa vudú, una sacerdotisa mística que se veía envuelta en todo tipo de extrañas circunstancias que debía resolver. Casos de amor, misterio, traición, y asesinatos, en los que sus poderes mágicos siempre eran requeridos.

Por último, y llegando ya al año 1945, es decir, el ocaso de la Era Dorada Pulp, tenemos al escritor etíope de la etnia Amharic, autor de la colección de relatos Arremuňň. Una de sus historias, “Yayne Abäba,” trataba sobre una joven de Amhara, que es secuestrada y vendida como esclava. Logra escapar, y tras varias peripecias, se reúne en un monasterio con su madre. Una noche sueña con un microscopio, a través del cual puede ver la dura realidad que se esconde tras las falsas apariencias, en un claro ejercicio de ciencia ficción.

Valoraciones: Como siempre, un interesante artículo de la mano de Jess Nevins que invita a la reflexión, pero que también deja en el aire muchas preguntas difíciles de contestar. Es cierto que jamás sabremos a quién corresponden infinidad de seudónimos que se utilizaron en la Era Dorada Pulp, y raiz de este artículo me pregunto si habría algún escritor afroamericano en la plantilla de revistas míticas como weird tales, donde las problemáticas sociales no tenían cabida, y lo único que importaba era la imaginación del autor a la hora de escribir relatos. También desconozco si hubo ilustradores, de los que no se hace ninguna mención, y que formaron parte indisoluble del fenómeno pulp. Resulta obvio que la caracterización de personajes afroamericanos como heroes estilo Doc Savage no serían bien vistos por los editores de la época, pero… ¿existió alguno? Preguntas que dejo para que las contestéis vosotros.

 

Fuente: The Black Fantastic: Highlights of Pre-World War II African and African-American Speculative Fiction

Extraído de RelatosPulp.com

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