Jatou Fall - Bilbao

Las mujeres africanas han tenido un gran recorrido de unión y solidaridad a lo largo de la historia y desde sus países de origen. Organizadas mediante encuentros de ayuda mutua como los Tontine, un sistema de ahorro tradicional que han heredado de generación en generación. En esta práctica participan múltiples mujeres de una comunidad y cada una de ellas aporta periódicamente una cantidad, que finalmente le será devuelta junto a las aportaciones de sus compañeras.

De esta forma, con una cantidad de dinero recibida mucho mayor de la aportada, la persona puede hacer frente a grandes desembolsos como montar un negocio, afrontar una boda, etc. El encuentro del Tontine también es un encuentro para hablar de sus preocupaciones, alegrías, para comer, bailar, reír. Una forma ancestral de cuidados y resistencia anticolonial. Las mujeres africanas llevan sus luchas allá donde van. Así lo han hecho en el País vasco mediante las asociaciones de mujeres.

Generalmente estas entidades han sido de mujeres migrantes que encontraban puntos de encuentro entre ellas como mujeres que han migrado, para compartir sus vivencias, las violencias que sufren por el simple hecho de ser mujeres, el racismo que les atraviesa, etc. Así es cómo se crea en el año 2000 la red de Mujeres del Mundo “Babel” donde mujeres de diversas nacionalidades del mundo se reúnen y comparten mediante talleres, gastronomía, charlas, exposiciones, etc.

Bloque de jóvenes afrofeministas en la Manifestación 8M en 2018.

 

Cuando en 2017 un grupo de mujeres jóvenes de los sures empieza a tomar conciencia de su situación y de la necesidad de crear espacios donde poder hablar de sus propias vivencias, nace la Red de mujeres Migrantes y Racializadas de Euskal Herria: “Pese a que el feminismo, promovía los espacios propios; algunas compañeras feministas vascas, no vieron con muy buenos ojos que nos juntásemos solo migrantes: “por qué os juntáis solo vosotras, eso es generar división, exclusión”.

Otras tenían muchas ganas de estar en la reunión con la filósofa, escritora e investigadora feminista y antirracista dominicana Yuderkys Espinosa y no terminaban de entender la necesidad que teníamos de hablar. Hubo alguna que nos dijo: “yo he vivido casi diez años en Latinoamérica y me siento latina”. No entendían que no era un tema de identidad, aunque usamos palabras como negras, moras, sudas, gitanas, amarillas para autoconvocarnos.”- Explica la red de mujeres.

Desde su creación han llevado a cabo diversos talleres y encuentros, como el encuentro con Yuderkis Espinosa, con el que inicia su formación como red, a escuelas de pensamiento decolonial o la participación como bloque organizado en la huelga del 8M. Sus referencias vienen del continente africano como de Abya Yala. De Abya Yala econtramos referentes feministas como Lélia Gonzalez (Brazil), Sueli Carneiro (Brazil), Domitila Barrios de Chungara (Bolívia), María Lugones (Argentina) Yuderkis Espinosa (República Dominicana), Ochy Curiel (República Dominicana), Rita Segato (Argentina)… Y del continente africano como Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria), Oyèrónké Oyèwumi (Nigeria), Ken Bugul (Senegal), Paulina Chiziane (Mozambique), Ama Ata Aidoo (Ghana), Yvonne Vera (Zimbabue), Molara Ogudimpe Leslie (Nigeria)…

Las relaciones entre hombres y mujeres se desenvuelven por el ejercicio del poder, relación en la cual la mujer parte en desventaja, puesto que la sociedad patriarcal en la que habitamos se fundamenta en el control de la mujer. Ese control se ejerce inicialmente en el proceso de formación que reciben, son formadas para obedecer a un otro, el otro es representado por los espacios de culto, los hombres, y en muchos casos; por las mismas mujeres, aquellas que tienen la función de enseñar toda la institucionalización que ellas han sufrido, haciendo que ese proceso del ejercicio del control sea transmitido de generación a generación.

Mujeres de la Asociación Senegalesa Baax Yaay y Firekutzen en el XXI Día Mundial de la Diversidad Cultural.

 

Esta práctica del control también pasa por un elemento neurálgico, como es el cuerpo de la mujer, el cual es una ficción construida por el otro, a partir de su propio interés. Esa actuación del poder ha construido ideales de la mujer, que deben ser cumplidos por esta para encajar dentro de la sociedad; uno de esos ideales es la concepción de pureza del cuerpo de la mujer. Todas estas generalidades que condicionan la existencia de la mujer se complejizan mucho más en la mujer negra, puesto que la sociedad la margina triplemente, por ser mujer, por ser negra y por su condición histórico-económica, esta situación la pone en condiciones de vulnerabilidad, ya que se le niegan las oportunidades de equidad de género y se le violenta el derecho a la igualdad.

Lidia Kingston es mujer negra-africana, madre y una de las veteranas de los movimientos sociales en Euskadi. Junto con otras 5 mujeres negras decidieron crear en 2014 la asociación AmAfrica (ama- madre en euskera, madre Afrika en castellano). Una asociación que nace de la necesidad de cambiar el imaginario colectivo de la sociedad hacia las mujeres negras, romper los estereotipos de mujer africana sumisa e inculta y de visibilizar la presencia de mujeres negras en espacios de debate y toma de decisiones que conciernen a su propia vida. Una de las fundadoras de AmAfrika fue la difunta Paciencia, por eso Lidia comenta: “Poner a seis mujeres al frente de una asociación en ese entonces suponía muchos retos. Pero seguimos en memoria de Paciencia, para que su memoria pueda seguir viva”.

Cabe recordar las dificultades que encuentran las mujeres negras para participar en encuentros y asociaciones debido a que las que migran en patera o atravesando las vallas “no se les permite hacer un duelo migratorio, ya que tienen que aprender el idioma y ponerse a trabajar enseguida y poder equilibrar su vida” y las que llegan mediante reagrupación, “tienen que ocuparse de los hijos, aprender el idioma y trabajar” muchas veces no tienen tiempo ni para ellas mismas.

Lidia Kingston de la ONG Mulisol (Mundo Libre y Solidario).

 

Lidia también es presidenta de la ONG Mulisol (Mundo Libre y solidario) “No hay que tomar a la ligera que sea una mujer negra-africana la que impulse y/o lidere proyectos porque es un desafío.” También forma parte de la organización de las jornadas Mujer migrada Afronegra en Euskadi desde donde impulsó los premios mujer Afrovasca que el pasado diciembre de 2022 tuvo lugar su VII edición.

En 2018 las mujeres senegalesas crearon la asociación para la promoción de las mujeres senegalesas “Baax Yaay” para fomentar su participación en todos los sectores sociales, denunciando cualquier tipo de discriminación por razones de sexo u origen y promover la convivencia en igualdad poniendo especial atención en las necesidades y características de las mujeres senegalesas. Hasta la actualidad esta asociación junto a la asociación de mujeres Firekutzen son referentes dentro de la población senegalesa en el País Vasco.

Lidia Kingston nos recuerda la importancia de los espacios de mujeres negras liderados por mujeres negras porque “Hoy en día se habla mucho de personas racializadas. Es una palabra que respeto, pero no la comparto, porque la mujer negra es única y tiene que darse valor. Es muy difícil ser mujer negra en un mundo antinegro”.

 

Artículo publicado originalmente en la Revista Afrolis  el 30 de junio de 2023 “As associações de mulheres africanas no País Basco desde os anos 2000”

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Jatou Fall es trabajadora social e investigadora. Mi trabajo se ha enfocado especialmente en mujeres con perspectiva de raza y género e infancia migrante. Investigadora en el proyecto España Negra.

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